Como funcionario público, considero fundamental abordar un tema que genera diversas opiniones entre nuestros ciudadanos: el Impuesto al Patrimonio Vehicular. Este tributo, lejos de ser una carga, representa una importante herramienta para el desarrollo y mejoramiento de nuestra querida Ciudad Blanca.
El Impuesto al Patrimonio Vehicular grava la propiedad de vehículos automóviles, camionetas y station wagons y otros con una antigüedad no mayor a tres años. Su recaudación está destinada a financiar el mantenimiento y mejoramiento de nuestra infraestructura vial, así como a implementar medidas que optimicen el tránsito y la seguridad en nuestras calles.
Es comprensible que algunos ciudadanos cuestionen la necesidad de este impuesto, especialmente en tiempos económicamente desafiantes. Sin embargo, es crucial entender que su correcta aplicación y recaudación tienen un impacto directo y positivo en nuestra vida cotidiana. Las pistas en buen estado, la señalización adecuada, los semáforos funcionales y las campañas de educación vial son solo algunos ejemplos de cómo se invierten estos recursos.
Desde la Gerencia de Administración Tributaria, estamos comprometidos con la transparencia en la gestión de estos fondos. Trabajamos arduamente para asegurar que cada sol recaudado se traduzca en mejoras tangibles para nuestra ciudad. Además, implementamos constantemente medidas para facilitar el cumplimiento de esta obligación tributaria, como la simplificación de trámites y la habilitación de plataformas digitales para el pago.
Es importante destacar que este impuesto también cumple una función reguladora. Al gravar vehículos nuevos, se promueve indirectamente un parque automotor más moderno y eficiente, lo que contribuye a reducir la contaminación y mejorar la seguridad vial en nuestra ciudad.
Entendemos que el pago de impuestos puede representar un esfuerzo para muchas familias. Por ello, ofrecemos facilidades de pago y asesoramiento personalizado para aquellos contribuyentes que lo necesiten. Nuestro objetivo no es imponer cargas, sino fomentar una cultura tributaria responsable que nos beneficie a todos.
Como arequipeños, compartimos el anhelo de ver a nuestra ciudad progresar y destacar. El Impuesto al Patrimonio Vehicular es una pieza clave en este engranaje de desarrollo. Cada vez que cumplimos con esta obligación, estamos invirtiendo directamente en el futuro de Arequipa, en calles más seguras, en un tránsito más fluido y en una mejor calidad de vida para todos.
Los invito a reflexionar sobre la importancia de honrar el pago de este tributo y a verlo como lo que realmente es: una contribución directa al progreso de nuestra amada ciudad. Juntos, con responsabilidad y compromiso, podemos hacer de Arequipa un ejemplo de desarrollo urbano sostenible para todo el Perú.