Estimados lectores y lectoras, hagamos un ejercicio. ¿Qué hubiera pasado si el presidente Pedro Castillo no hubiera cometido la torpeza de intentar dar ese autogolpe de Estado tan poco organizado y destinado al fracaso? Lo más seguro es que aún estaría gobernando el país, con todo lo negativo que tal vez hubiera seguido haciendo.
Sigamos imaginando. Ahora, el presidente Castillo, para ganarse el apoyo de los pseudolíderes regionales (llamados gobernadores regionales), les transfiere grandes cantidades de dinero para “obras”, no solo para contar con su apoyo; sino también, a cambio de “préstamos” de lujosos relojes, vehículos, joyas y demás elementos suntuosos; y que encima todo eso se hubiera descubierto a través de los medios de comunicación, que nunca dejaron de criticar y fiscalizar al gobierno castillista. ¿Cuál hubiera sido la posición de las bancadas opositora en el Congreso? Sigamos imaginando; ahora, uno de los hermanos del presidente Castillo ha estado haciendo uso y abuso de la cercanía con el poder de su hermano para, a través de favores políticos, empezar a armar su propio partido político y nombrar de manera ilegal a prefectos y subprefectos en todo el país. Más que eso: el hermano o hermana de Castillo ha influido en decisiones políticas proponiendo, incluso, a personas para ocupar ministerios tan importantes como el del Interior o Justicia, para garantizar la impunidad de sus acciones ilegales e incluso, a través de su hermano presidente, ha desmantelado las unidades policiales especiales que apoyaban las investigaciones fiscales en contra del presidente y su entorno familiar. ¿Qué actitud habrían asumido las bancadas de derecha en el Parlamento? Finalmente, imaginemos que producto del pésimo manejo en la economía, la pobreza monetaria habría llegado al 30% en su tercer año de gobierno, cifra igual a la que tuvimos en tiempos de pandemia; incluso, conocedores de tan negativas cifras, el presidente del Consejo de ministros de Castillo ordena al INEI que no revele dichos resultados porque “la gente está cansada de tantas malas noticias” ¿Nuestros representantes en el Congreso se habrían quedado tranquilos?
Estoy totalmente convencido que todos ustedes, queridos lectores y lectoras, han respondido esas preguntas de la misma manera que yo: el Congreso habría vacado a Castillo sin ningún problema, o por lo menos lo hubiera obligado a ir al Legislativo a dar explicaciones. ¿Por qué no hacen con Boluarte lo que hicieron con Castillo en su momento? Pues por simples intereses particulares: si se va Boluarte, se van ellos, eso manda la Constitución. Bienvenidos a la realidad peruana, en donde una banda de hipócritas gobierna el país, mientras la gente sigue sin hacer nada.