Arequipa amanece con una nueva jornada de protestas, esta vez convocada por diferentes dirigentes gremiales que dan la cara y muestran su rechazo contra el gobierno de Dina Boluarte, piden el cierre del Congreso y adelanto de elecciones.
La advertencia es hacer un paro contundente, aseguran que pacífico, pero al igual que las manifestaciones que se realizaron a inicios de diciembre de 2022, comienzan a amenazar que tomarán las vías de ingresos a Arequipa como el puente Añashuayco, kilómetro 48 y otros. Esperemos que en objetivo de recuperar el libre tránsito que la población necesita no se repitan las terribles cifras de 28 fallecidos y no destruyan la propiedad pública ni privada.
Esta situación representa el primer reto para las flamantes autoridades ediles que recién asumieron los cargos. Ellos deben liderar el llamado a la tranquilidad por el bien de sus jurisdicciones y reunirse con dirigentes para calmarlos. Nadie niega el derecho legítimo a la protesta, pero este no debe exceder el límite de lo tolerable y del respeto entre ciudadanos que quieren seguir trabajando.
Es lamentable que algunos malos ciudadanos confundieran el derecho a manifestarse con destruir, golpear, incendiar y robar a otras personas. Es en ese contexto se necesita el papel de los líderes para llamar a ambos bandos a que respeten el derecho de los demás.
Recordemos que salimos de las fiestas de Fin de Año y muchos tuvieron gastos que deben recuperar. Por ello, la necesidad de seguir trabajando y que las manifestaciones no atenten contra ellos. Esperemos que nuestras autoridades lo entiendan así y se conviertan en mensajeros de diálogo para ayudar a la sociedad a evitar más retraso del que ya acumulamos los últimos años.