Reconocer en la mirada cuando alguien está triste o preocupado, saber el significado del color rojo en tu entorno cultural, identificar el sonido de las aves sin verlas o saber el sistema braille; son algunas de las distintas formas de leer que aprendemos y practicamos a lo largo de nuestras vidas.
Leer decodificando las letras del alfabeto es la forma más usual, aunque si reflexionamos por un momento, el ser humano va leyendo aún antes de nacer, al oír en la barriga de la madre las canciones que ella canta, reconociendo la voz de papá cuando habla y los sonidos del entorno en el que interactuará al nacer.
Existen distintas formas de leer además de hacerlo a través de los textos, se puede leer las emociones en el rostro de tu madre, la historia a través de las danzas, sus trajes y canciones, o cuando a través de las expresiones culturales se pueden leer las sociedades o usando los dedos aquellas personas que no ven y así lograr acceder a la lectura.
Cuando tenemos esta mirada más amplia de la lectura y sus distintas formas, reconocemos que todo el tiempo estamos leyendo, es innato en nosotros, lo hacemos en todo momento y de varias formas y es necesario reconocer esas diversas posibilidades y oportunidades de leer.
Sin distinción de raza, edad, condición social, religión, filiación política, gustos o preferencias todo ser humano es un experto lector que día a día va construyéndose a través de un mar de significaciones y va encontrando su lugar en el mundo a través de la lectura.