La situación que vivió la capital de la república este jueves fue muy crítica. Los transportistas, cansados de las extorsiones, decidieron paralizar en medida de protesta contra el Gobierno. En imágenes de los medios de comunicación se pudo apreciar cómo los transeúntes debían esperar varias horas por una movilidad o hacer una serie de malabares para acceder a un medio de transporte y poder ir a o venir de su centro de trabajo.
Lamentablemente, la medida de presión de los transportistas tuvo que darse ante la falta de accionar eficiente del Ejecutivo ante las diferentes denuncias realizadas por ataques a unidades. Bastó que los afectados paralizaran un día para que todo se vuelva un caos y no es la primera vez que ello ocurre. El transporte es un sector sensible que constantemente requiere atención.
Aunque la reacción del Ejecutivo se dio con la creación de un grupo especial contra las extorsiones y la declaratoria de emergencia en un grupo de 11 distritos, veremos si esta medida es suficiente. Hemos visto, por ejemplo, que similar norma se dio en Trujillo, pero los ataques de la criminalidad continúan afectando a inocentes.
El Gobierno tendrá que tomar medidas más efectivas para atacar el avance de los extorsionadores y demás delincuentes. Ahora el problema amenaza con extenderse a más regiones. En Arequipa los taxistas denunciaron que parte de sus integrantes también reciben amenazas y ni qué decir de empresarios de otros rubros que también padecen por culpa de la delincuencia.
Sin seguridad es muy difícil que el país pueda avanzar. Hablamos de que las actividades productivas se ven afectadas por la inestabilidad que vive el Perú. Esperemos que ello mejore y le podamos ganar la guerra a la ola criminal.
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