En las últimas horas el Gobierno declaró en emergencia a siete regiones debido a las amenazas de más protestas durante la semana y coyuntura social y política que vive nuestro país desde el pasado 7 de diciembre. Las regiones son Madre de Dios, Cusco, Puno, Apurímac, Arequipa, Moquegua y Tacna y vamos a analizar la importancia de cada una en la vida del país.
El caso más dramático ocurre en la región selvática. Desde la Defensoría del Pueblo advirtieron de una crisis muy fuerte en Madre de Dios, debido a que hace 30 días no ingresan productos para abastecer los mercados. Sus pobladores son tan peruanos como todos los demás y no merecen esto.
Cusco es uno de los principales destinos turísticos de todo el Perú y representa una de las fuentes de ingresos importantes para el país. En el caso de la región cusqueña y su vecina Apurímac también albergan algunos de los principales proyectos de extracción minera y los sucesivos ataques por vándalos han puesto en jaque a la industria de todo tipo y a los consiguientes ingresos de divisas.
Similar situación se tiene en Moquegua, donde junto a sus proyectos se tiene la ubicación del puerto de Ilo como punto de llegada de diversas embarcaciones para el comercio con el sur.
Por su parte, Puno y Tacna constituyen regiones importantes al estar enclavadas en zonas fronterizas con Bolivia y Chile, respectivamente. Ello las pone como factores necesarios para el desarrollo económico por el constante comercio con los países vecinos.
Sin embargo, las manifestaciones siguen dañando a todo el aparato productivo. Todas estas regiones, al igual que las demás, son de importancia para el país.
Urge que —en los próximos días— la situación pueda mejorar y que los actos vandálicos no se impongan a la obligación de trabajar y salir adelante. Hay la necesidad de una decisión acertada de las autoridades.
.jpg)
.jpg)
.jpg)
