La Organización de las Naciones Unidas define la discriminación como: “Toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje y origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos y libertades”. El diccionario de la lengua española señala que discriminar es: “Dar trato desigual a una persona o colectividad por motivos raciales, religiosos, políticos, de sexo, de edad, de condición física o mental, etc.”
En la discriminación racial, autores señalan que parte de las causas son: el miedo, los prejuicios, el desconocimiento, la falta de información, las circunstancias socioeconómicas, la ideología, la falta de tolerancia, indicios de superioridad, falta de valores morales y sociales.
Le entremezcla de estas acciones, conscientes o inconscientes, dan lugar a actitudes racistas que atentan contra los derechos humanos. Una encuesta planificada por el Ministerio de Cultura, determinó que ya en el 2018, el 53% de la población consideraba que los peruanos son racistas o muy racistas.
Cuando se pensaba que la discriminación se había reducido, el año 2022 quedará marcado en la historia del Perú, por las actitudes y el comportamiento de exclusión, de desprecio, de dominio y de sometimiento que se expresaron y se mostraron en diferentes sectores de la sociedad, para callar a la población que exige el cumplimiento de sus derechos y se aplique una auténtica democracia social.
No debemos olvidar que el desarrollo es natural en todo ser humano. La ciencia y la tecnología ha potenciado la capacidad intelectual de la población. El avance de la transformación es tan grande, que ahora es más fácil entender y comprender todo el manejo del Estado y sus actores, el uso de los recursos, el cumplimiento de los derechos y las obligaciones, los convenios y cambios que se firman por politiquería, las intenciones de cada grupo social, económico y político. Cada vez en más difícil ocultar la luz de los acontecimientos.
El proceso cognitivo de los ciudadanos aumenta y su control será cada vez más difícil. El tiempo y la realidad exige procesos transparentes, sin mentira ni condicionamientos, sin intentos de moldear la conciencia ciudadana con fines particulares y sin mentes superficiales.
La tecnología y el conocimiento en todos los estratos sociales, la ciencia en la ciudad, una auténtica democracia social, puede abrir nuevos espacios, generar propuestas, construir puentes de desarrollo, superar las grandes brechas sociales y sobre todo, hacer que cada peruano consciente, construya su futuro. La discriminación no es el camino del desarrollo.
El Perú va a crecer, cuando todos tengamos los elementos para pensar y razonar un problema, cuando seamos libres para tomar nuestras decisiones, cuando tengamos en cuenta que los derechos son de todos sin colores ni consignas políticas.