La delincuencia sigue ganando terreno en nuestra ciudad, ante la poca capacidad de respuesta por parte de las autoridades policiales y civiles. Esta semana no solo se tuvo robos menores, sino un posible ajuste de cuentas por parte de dos sujetos que dispararon en la cabeza a un varón en inmediaciones del terminal terrestre de Arequipa y no se llevaron sus pertenencias, sino algunos documentos.
A eso se suma la advertencia que están haciendo los pobladores de Jerusalén, Héroes del Cenepa y otros pueblos de Mariano Melgar con la colocación de carteles donde amenazan a los delincuentes con lincharlos si cometen sus fechorías en estos lugares.
Y parece que esto tuvo repercusiones inmediatas, ya que en Paucarpata, cerca al Mall Porongoche, vecinos hicieron justicia con sus propias manos al atrapar a uno de los delincuentes que arrastró a una dama para robarle su cartera.
El sujeto terminó en el hospital Honorio Delgado Espinoza, mientras su compinche que iba en moto logró huir; pero sin duda esto genera un precedente en la zona, donde los vecinos han decidido organizarse para hacerle frente a la delincuencia y exigir mayor patrullaje y cerrar los antros que proliferan en el lugar.
¿Esto está bien?, pues en principio debo decir que existe un estado de derecho y autoridades encargadas de impartir justicia y que la violencia solo genera más violencia, pero también creo que debemos ser empáticos con quienes sufren un robo.
¿Usted amigo lector que lee este pequeño texto, alguna vez sufrió el robo de sus pertenencias? ¿ingresaron a su casa para llevarse todos los frutos de su trabajo de años, o tal vez a su madre o hermana o esposa o hija la arrastraron varios metros, causándole lesiones en manos y pies, o perdió a un familiar por culpa de estos energúmenos?, pues si la respuesta es sí, yo entiendo perfectamente su reacción.
Todos absolutamente hemos sido víctimas de la delincuencia de alguna u otra manera y no dudo que actuaría cómo los vecinos de Paucarpata dándoles su merecido a los delincuentes. No pretendo hacer apología a la violencia o incitar linchamientos, no, claro que no. Sin embargo, entiendo perfectamente su indignación, pues un familiar mío lo sufrió en carne propia. No está de más darle un escarmiento y dejar de pensar tanto en los derechos humanos; como si estos delincuentes pensaran en los derechos de nosotros. Eso sí jamás llegar al extremo, debemos entregarlos a las autoridades para que sean juzgados. Además debo saludar la reacción y solidaridad de los vecinos. Porque somos más los buenos.