Culmina el estado de emergencia en nuestra ciudad. Fueron veinte días en los cuales efectivos policiales realizaron una serie de intervenciones que apuntaban a combatir la criminalidad y evitar que la ola delincuencial siga avanzando, tras darse nuevamente casos de sicariato en Arequipa sin responsables atrapados y con mayor preocupación entre la ciudadanía.
Fuimos testigos de diligencias como un incremento en la solicitud de documentos de identidad para encontrar a requisitoriados que evadían a la justicia. También se procedió con una serie de actividades disuasivas como el despliegue de personal policial en zonas consideradas peligrosas. Para ello se tuvo la llegada de más efectivos de la División de Operaciones Especiales (Dinoes) que ayudaron a reforzar las tareas de vigilancia. Tras estas acciones se logró, por ejemplo, expulsar a extranjeros en condición ilegal y sin la documentación del caso.
Al parecer todo ello funcionó en la parte inicial de la declaratoria; sin embargo, en el camino la situación volvió a tornarse oscura para todos. En la última semana se dio el asesinato de una mujer frente a Gratersa y múltiples asaltos.
Se trata de algo preocupante porque la población no puede salir a la calle, ya que existe el temor de ser asaltada y, con ello, se sigue postergando el crecimiento para salir de la crisis.
Lamentablemente, veinte días fueron insuficientes y diversas autoridades ya solicitaron la ampliación de la declaratoria. Se quiere combatir con mayor énfasis a la delincuencia y están poniendo sus esfuerzos para contar con más resguardo. Esperemos que ello sea suficiente para acabar con la inseguridad.