Opinión

El misterio de la Trinidad

post-img
DIARIO VIRAL

DIARIO VIRAL
[email protected]

Refiriéndose a Dios, en el siglo II a.C. el sabio Ben Sirá escribió: «¡Qué deseables son todas sus obras y lo que contemplamos de ellas es sólo una chispa!...¿quién puede cansarse de contemplar su gloria?» (Eclo 42,22.25). Siglos antes, el pueblo de Israel ya cantaba: «El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos» (Sal 19,2). En efecto, como dice san Pablo, la existencia de Dios creador es perceptible para la razón humana a partir de su misma obra creadora (Rm 1,20). De ahí se deriva que en todas las culturas, a lo largo de la historia de la humanidad, los hombres hayan siempre creído en la existencia de, al menos, un ser superior al hombre que gobierna toda la creación. Son los dioses a los que nuestros antepasados daban culto y cuya amistad y favor procuraban ganarse a través de sacrificios rituales de todo tipo, desde las primicias de sus cosechas y los primogénitos de su ganado hasta sacrificios humanos, incluidos niños y doncellas. Eran dioses que el hombre se creaba a su imagen y semejanza, hasta que el Dios verdadero se reveló a Israel como el único Dios, fuera del cual no hay otro. Pero si bien el Antiguo Testamento da testimonio de la fe de Israel en un sólo Dios, creador y providente, ninguno de los sabios de ese pueblo ni de algún otro llegó siquiera a pensar que ese único Dios es una comunión de personas: tres personas distintas pero un solo Dios verdadero.

«A Dios nadie le ha visto jamás; el Hijo único, que está en el seno del Padre, nos lo ha dado a conocer», dice el apóstol san Juan (Jn 1,18). Jesucristo es quien nos ha revelado la existencia de la Trinidad; y el Espíritu Santo, que nos guía hasta la verdad plena (Jn 16,13), hace posible que los discípulos de Jesús conozcamos la intimidad de Dios, «descubriendo que Él no es soledad infinita sino comunión de luz y de amor» (Benedicto XVI, Angelus, 11.VI.2006). Los cristianos sabemos que «Dios es amor» (1Jn 4,8), tres personas cuya esencia es amar y, por tanto, están tan íntimamente unidas en el amor que no son una triada de dioses sino un solo Dios. Gran misterio este, inaccesible a la sola razón humana pero experimentable por aquel que lo acoge en la fe. Ahora bien, como dijo san Juan Pablo II: «Todos estamos llamados a hacer una experiencia viva de este inefable misterio de amor» (Angelus, 25.V.1997), según lo anunció Jesús: «Si alguno me ama guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él» (Jn 14,23).

La Trinidad es, entonces, la fuente de la vida cristiana y de la Iglesia. La comunión entre las tres personas divinas hizo posible que el Padre enviara a su Hijo para redimirnos del pecado, fundar la Iglesia y hacerse una sola carne con ella (Rm 5,31-32). La Iglesia, pueblo de Dios en camino, bajo la guía del Espíritu Santo peregrina en este mundo hacia su meta que es la plena y eterna participación en la comunión del amor trinitario. Al celebrar la fiesta de la Santísima Trinidad, los cristianos damos gracias a Dios por habernos creado y elegido para participar en su vida divina. La misión de la Iglesia parte de la certeza, alcanzada en la propia vida de sus miembros, de que sólo en la experiencia del amor trinitario, el ser humano alcanza su verdad y la felicidad para la cual Dios lo ha creado.

author-img_1

Diario Viral

Redacción

Somos una multiplataforma digital. Desde Arequipa, te ofrecemos las mejores noticias locales, nacionales e internacionales. Somos los creadores del primer diario digital gratuito de la Ciudad Blanca.

Articulos Relacionados