El año poco a poco va acabando; sin embargo, las sandeces que nos viene dejando este régimen pasarán a la posteridad. A lo largo de todo este gobierno hemos sido testigos de decisiones y declaraciones que han dejado mucho que desear, pero ninguna tan impactante y dolorosa como la reciente controversia relacionada con el programa Qali Warma.
La semana pasada hablábamos del desprecio que Boluarte y compañía sienten por los miles de niños pobres que son “beneficiados” con alimentos en mal estado, carne de equino y demás productos no aptos para el consumo humano, del programa Qali Warma, a cargo del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social. Este programa, que debería ser un pilar fundamental para asegurar la nutrición y el bienestar de los escolares más vulnerables, se ha visto envuelto en un escándalo de magnitudes alarmantes. La distribución de alimentos que no solo pone en riesgo la salud de los niños, sino que también evidencia una profunda falta de compromiso y respeto hacia aquellos que más necesitan el apoyo del Estado.
Ante este escándalo, a la señora Boluarte no se le ocurrió mejor forma de responder que diciendo que las mujeres pueden preparar “sopa, segundo y hasta postrecito” para sus familias con 10 soles. Esta afirmación no solo resulta una burla, sino que también revela una desconexión abismal con la realidad que viven miles de familias peruanas. Pretender que una suma tan irrisoria es suficiente para cubrir las necesidades alimenticias de una familia demuestra una falta total de empatía y de conocimiento sobre el costo real de la vida en el país, por parte de quien supuestamente es su representante, la señora Dina Boluarte. No es solo la ignorancia económica lo que preocupa, sino la actitud despectiva y negligente hacia los problemas que afectan a los ciudadanos más vulnerables. La respuesta de Boluarte es una bofetada a todas las madres y padres que día a día luchan por brindar a sus hijos una alimentación digna en medio de circunstancias adversas.
A medida que el gobierno llega a su fin, esperemos en el 2026, queda claro que las decisiones y acciones de este régimen serán recordadas no por los avances o mejoras, sino por las sandeces y la humillación hacia quienes más necesitan protección y apoyo. Este gobierno quedará grabado en la memoria colectiva como un ejemplo de la desconexión y la falta de empatía de los que están en el poder. Nunca se había visto tanto desprecio al pueblo.