Hace 31 años el Perú sufrió uno de los episodios más recordados de la historia por el grave daño que le generó al país. Hablamos del autogolpe dado por el dictador Alberto Fujimori. Este hecho marcó un quiebre en el sistema político y económico por los diversos cambios propuestos y que fueron concretados meses después con la Constitución de 1993.
Para tener el poder absoluto del país, decidió convertirse en dictador y dar el golpe de Estado, teniendo como excusa una serie de disputas entre los poderes Ejecutivo y Legislativo. En las cámaras de diputados y senadores de ese año no se daba el visto bueno a algunas propuestas del Gobierno que luego fueron aprobadas y llevaron al Perú a un cataclismo económico que hasta hoy tiene secuelas.
Fujimori Fujimori, en mensaje a la nación, dejaba en claro que se intervenía además diversas instituciones (Congreso, Poder Judicial, Tribunal de Garantías Constitucionales, Contraloría, etc.). La premisa básica era tener el control de todo el aparato estatal. Esto se terminó de concretar algunos meses después con la convocatoria a elecciones para el Congreso Constituyente Democrático.
Amado por unos y odiado por la mayoría, Alberto Fujimori impuso su Carta Magna de 1993 que hoy sigue siendo criticada. Dos años después logró su reelección, que fue facilitada por la Constitución. Incluso en el año 2000, gracias a la denominada “interpretación auténtica”, obtuvo una nueva elección con el final que todos ya conocemos.
Estos hechos solo constituyen una parte de lo sucedido en la década de los 90 y en especial con el autogolpe de hace 31 años. Así como lo ocurrido el 5 de abril de 1992, no debemos olvidar otros pasajes de nuestra historia. Recordemos que un pueblo que olvida su pasado está condenado a repetir los errores en el futuro.