El sábado pasado decíamos que el fútbol, como todo deporte, cumple importantes funciones sociales; sin embargo, no todo es funcional en este deporte, ni todo suma al bien común o social. Desde la elección de João Havelange y su sucesor, Joseph Blatter, como presidentes de la FIFA, el deporte rey ha sufrido su peor crisis en años.
En términos futbolísticos me permito, más que formular explicaciones, plantear algunas preguntas para los lectores. ¿En qué momento el fútbol dejó de ser un deporte de multitudes para convertirse en el negocio lucrativo de unos pocos? Para nadie es un secreto las exorbitantes cifras que se llegan a pagar por los pases de los mejores futbolistas, por ejemplo, un equipo árabe viene ofreciendo 250 millones de dólares por Cristiano Ronaldo.
También podemos mencionar el interés de ciertos dirigentes deportivos en atornillarse a un puesto dirigencial, sea este en provincias, a nivel nacional e incluso internacional, ¿realmente lo hacen por amor al deporte? Estamos viviendo el mundial más cuestionado y más caro de la historia: Qatar 2022, país con serios cuestionamientos sobre respeto de derechos humanos ¿cómo consiguió ser sede de un mundial? ¿Cuánto dinero gastó el gobierno en la construcción y/o acondicionamiento de monumentales estadios y complejos deportivos? ¿Cuántos migrantes, en situación de trabajo esclavizante bajo las temperaturas extremas de más de 45° del desierto, murieron durante la construcción de estos colosos deportivos? ¿Acaso el mejor futbolista del mundo tiene la misma cobertura de prensa que su par femenina? ¿Los costos de los pases en el futbol masculino son siquiera parecidos a los del futbol femenino? El estatus atribuido a la mujer la coloca por debajo del estatus atribuido al varón, por la diferencia sexual.
La edad marca diferencias y también los prejuicios que sobre las personas adultas se han formado. Existen los famosos torneos sub 15, sub 20, etc. ¿Existe acaso un torneo sub 40, en el que se tomen en cuenta las características físicas de dicho grupo etario? Todos sabemos que el futbol profesional tiene un límite de edad, llegado éste, ¿qué pasa con el futbolista?
Estamos asistiendo a una fiesta deportiva solo para unos cuantos, ya que no todos pueden acceder a viajar a Qatar; sin embargo, quienes nos quedamos en nuestros países y queremos por lo menos verlo en televisión, tampoco podemos. Latina, “el canal del mundial” solo pasa algunos partidos en señal abierta, los demás partidos los puedes ver si pagas cierta suscripción. ¡Hasta para ver fútbol hay limitaciones económicas! Este deporte dejó de ser el deporte del pueblo, para convertirse en el negocio de unos cuantos.
Creo que eso no es un ejemplo de moralidad.