Hace cinco años empezó el Decenio Internacional para la “Acción, Agua para el Desarrollo Sostenible “, que promueve las Naciones Unidas, para acelerar los esfuerzos que nos preparen para enfrentar los desafíos relacionados a este líquido vital.
En marzo del 2028, se cree que estaremos mejor preparados para garantizar el acceso a los servicios de agua potable y saneamiento básico, así como para disminuir la presión sobre los recursos hídricos y los ecosistemas; y también habremos logrado reducir nuestra vulnerabilidad frente a los riesgos de sequías e inundaciones.
Hace falta que Arequipa se comprometa y participe de los programas que se desarrollen en el marco de esta propuesta global, cada periodo de lluvias, debería ser motivo de celebración y no de fatalidad, el agua nos permite atender los servicios básicos y desarrollar diferentes actividades económico productivas que nos permiten disminuir los niveles de pobreza.
Lo sucedido en Secocha, se repitió después de 25 años, la historia de muerte y desolación, se vivió en 1998 cuando un huayco de similares proporciones al de ahora, arrasó con todo. El agua tiene memoria, tiene la fuerza y capacidad de recuperar sus viejos cauces y lo hizo ahora.
En Arequipa, los distritos de Paucarpata, Mariano Melgar y Cayma son los más vulnerables por la amenaza del ingreso de torrenteras, los pueblos jóvenes de las partes altas tienen el mayor riesgo por el crecimiento desordenado de su población que ocupa fajas marginales y cauces sin medir el riesgo al que exponen sus vidas.
Las autoridades deben iniciar un proceso serio y responsable para revisar los riesgos y peligros a los que estamos expuestos y desarrollar un programa de mitigación y prevención para reducir la vulnerabilidad de las personas frente a la naturaleza y sus características.
No se trata de desastres naturales, se trata del desastre humano, de la forma en que gestionamos nuestros territorios y nos relacionamos con nuestro entorno. No es posible continuar en lo mismo, después del desastre de sepultar muertos, levantar escombros y desaparecidos, de limpiar viviendas e inclusive infraestructura pública
El Fondo de intervenciones ante ocurrencias de desastres naturales, del GORE, tiene asignados más de 13 millones de soles para mejorar la transitabilidad de caminos, básicamente rurales; aún no se han usado, ojalá que el gobernador y los alcaldes utilicen los recursos públicos para iniciar un proceso de reconstrucción, que evite más desgracias, que hoy lamentamos.