La labor del Ministerio Público apunta a ser uno de los principales integrantes del sistema de justicia peruano. Se trata de la institución dedicada a investigar y acusar a los involucrados en algún delito.
Sin embargo dos hechos pusieron en tela de juicio la imagen de la Fiscalía. En primer lugar se tuvo el caso de una fiscal adjunta grabada por cámaras de seguridad mientras sustraía bienes de un morral olvidado en el aeropuerto Jorge Chávez. Ante la evidencia fue detenida y desde la institución fiscal se anunció la finalización de su vínculo debido a la falta grave cometida.
En seguida tenemos el tema de la fiscal Elizabeth Peralta. Demás está decir toda la historia que la vincula con Andrés Hurtado ‘Chibolín’. La evidencia apunta a favorecimientos al conductor de televisión y sus allegados. Tras conocerse la medida de 18 meses de prisión preventiva en su contra, la magistrada, en abierto desafío a la justicia, anunciaba que pasaba a la clandestinidad. Es decir, evadía los alcances del sistema judicial al que antes juraba preservar. En las 24 horas siguientes, según su abogado, cambió de parecer y se entregó a las autoridades. Sin embargo, el daño está hecho y solo contribuye el descrédito del sistema.
Estos dos casos apuntan a que en las instituciones del Estado existen malas personas que eligen un camino equivocado. Tienen en sus manos la oportunidad de brindar justicia a la población pero prefieren caer por unos cuantos soles en la tentación.
Para el 2025 la tarea es ardua tanto en el Ministerio Público como en otras instituciones. La premisa es desterrar esos malos elementos y ser