En los años 2000 a la caída de la autocracia fujimorista, se vivió los escándalos de los vladivideos de Montesinos, los mismos eran grabaciones de hechos de coimas donde participaron políticos, empresarios, artistas, deportistas, periodistas, fiscales, jueces, militares de las Fuerzas Armadas, oficiales de la Policía Nacional del Perú; se vio la podredumbre, causó un remezón.
Los ilusos creímos, con el impacto de los vladivideos de la corrupción, se frenará el saqueo de los fondos públicos, servirá para tomar conciencia y asumir conductas, por parte de los funcionarios públicos, de honestidad y transparencia, de eficiencia y vocación. Se publicó y difundió el libro “Historia de la corrupción en el Perú” de Alfonso W. Quiroz. Nos indignamos que nos volvimos honrados.
¡Mentira! Los primeros moralizadores fueron los generales del gobierno Militar de la revolución peruana de 1968; por lo que Haya de la Torre, interrogó: ¿Quién moraliza a los moralizadores?, resultaron más ladrones que los anteriores; luego, surgió el segundo moralizador Alberto Fujimori, terminó en la cárcel por homicida y corrupto; acto seguido, se irguieron como moralizadores Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Susana Villarán, Pedro Pablo Kuczynski, Pedro Castillo y Dina Boluarte; ya conocen sus recientes y bochornosas historias.
De los vladivideos, pasamos a los codinomes (apodos de los corruptos coimeados por empresas brasileras), delatados por Simoes Barata, por los cuales están investigados o enjuiciados o condenados: Alejandro Toledo, Ollanta Humala, Susana Villarán y Pedro Pablo Kuczynski. Continuó Jaime Villanueva, revelando a exprocuradores “anticorrupción” (José Ugaz), fiscales lavajato (Vela Barba y José Domingo Pérez), a periodista de IDL Reporteros (Gustavo Gorriti); manipulando a la Fiscalía de la Nación para favorecer a clientes, cercar a políticos adversarios, brindar por muertes de rivales, etc.
Ahora, asistimos al espectáculo “chibolín” de Tráfico de Influencias a favor de empresarios de economías ilegales, de juezas y fiscales, por decoraciones de hogar, fiestas de boato, viajes al extranjero y otras dádivas. La indignación está con furia.