Se cierra el primer mes del año y a nivel del sector turismo hemos sufrido un golpe muy lamentable con uno de los principales atractivos que tiene el Perú para atraer a miles de visitantes cada año. Durante la última semana, las protestas han golpeado a Machu Picchu con todos los agravantes que ello implica para la difusión de nuestro país como una de las grandes rutas turísticas a nivel mundial.
Esta situación ha conllevado a que se cierren los accesos para miles de visitantes a esta maravilla del mundo. En el ojo de la tormenta está el uso de una plataforma virtual para la venta de boletos que permitan acceder a la ciudad de la inca. Los pobladores de Machu Picchu se encuentran en pie de lucha, pues consideran que esta medida apunta a privatizar la zona y con ello exigen que no siga adelante la propuesta del Gobierno central.
Desde el lado del Ejecutivo y de los promotores de Machu Picchu se vincula a los manifestantes con grupos organizados de revendedores que solo buscan lucrar en exceso con la venta de boletos físicos. Por ello, la insistencia de protestar para no quedarse sin esta fuente de ingresos lograda a costa de visitantes nacionales y extranjeros que solo quieren visitar nuestro patrimonio.
De ambos lados se mantienen posiciones firmes y sin posibilidad de ceder. Por el lado del Ejecutivo, a través de la ministra de Cultura, Leslie Urteaga, indicaron que no dialogarán hasta que se levante la huelga indefinida que convocaron los comuneros contra la plataforma virtual. En el caso de los pobladores, advirtieron que no darán marcha atrás en la medida de fuerza mientras no se anule la concesión a la empresa que venderá los boletos virtuales.
Como vemos, se trata de posiciones irreconciliables en torno a una misma situación como es la posibilidad de vender boletos virtuales para ingresar a Machu Picchu. Sin embargo, las pérdidas que arroja este problema son dramáticas, pues según la cámara de comercio cusqueña se dejaron de percibir ingresos diarios hasta de 3 millones de soles. Si no hay un entendimiento en las próximas horas, el golpe puede ser más certero al sector turismo y con ello convertirse en otro factor que agrave la crisis económica que vive el Perú.
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