A medida que nos acercamos al fin de año, avanzan los procesos de transferencias en los diferentes municipios distritales, provinciales y gobiernos regionales de todo el país. En ese contexto, ya comenzaron las primeras diferencias con los problemas en la ejecución de obras que deberán asumir las nuevas gestiones a partir del próximo 1 de enero.
Esto se ve reflejado en diferentes distritos de la región, donde los alcaldes iniciaron obras que obviamente no serán culminadas. De igual forma, otros proyectos de gran envergadura, cuyo plazo señalaba como fecha de finalización este año, no verán la luz, en el mejor de los casos hasta el segundo semestre del 2023.
En ese sentido, las nuevas autoridades deberán tener sumo cuidado en evaluar cómo vienen dejándole la casa. Recordemos que al asumir el cargo también asumen los pasivos de una gestión, que en muchos casos no tuvo el éxito esperado y se va entre gallos y medianoche sin haber alcanzado un desarrollo pleno para ciudadanía.
De una adecuada revisión de estos proyectos dependerá si se lograr culminarlos sin contratiempos y el riesgo de investigaciones futuras. También queda en manos de las gestiones saliente brindar toda la información como muestra de una actitud transparente ante la ciudadanía. Atrás deben quedar los revanchismos y egoísmos que lamentablemente afectan más a los vecinos de la jurisdicción que a quienes asumen el cargo.
Se viene un nuevo periodo de cuatro años, en los cuales, las nuevas autoridades deberán velar por el desarrollo de su jurisdicción. Por ello, la necesidad de que se impulsen relevos de forma transparente en beneficio de una sociedad cada vez más necesitada de salidas adecuadas frente a la crisis.
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