La noticia sobre la amenaza de muerte que ha sufrido el coronel Víctor Revoredo, jefe de la Divincri en la región Trujillo, encendió las alarmas en la lucha contra la delincuencia. No puede ser que un mando policial, que venía realizando las cosas adecuadamente, sea presa de la delincuencia que toma represalias ante los operativos para acabar con su accionar delictivo.
Lamentablemente nuestras autoridades todavía no hacen lo suficiente para brindar las garantías a quienes combaten la delincuencia en las calles. Además de la amenaza de muerte sufrida por el jefe policial en el norte, tenemos los casos de diversos efectivos que en cumplimiento de su deber dispararon a delincuentes y terminaron pasando vergonzosos momentos al ingresar a prisión, acusados por atentar contra la vida de quienes a su vez atacan a la sociedad.
En ese escenario, se destaca el apoyo de algunos congresistas que han viajado al norte del país o se han expresado mediante documentos dirigidos a la institución policial para que brinden la protección del caso al jefe de la Divincri en Trujillo. Sin embargo, el principal responsable de brindar las garantías del caso al oficial, al igual que a otros policías valerosos que día a día arriesgan su vida contra la delincuencia, es el Gobierno que debe buscar cada vez más formas de respaldar a sus fuerzas del orden.
Lamentablemente la delincuencia gana terreno en varias de las principales ciudades del Perú. Esta situación está desbordando la capacidad de la Policía y obliga a las autoridades locales a solicitar la ampliación de las declaratorias de emergencia.
Recordemos que no solo en Trujillo se da el accionar constante de organizaciones delictivas, pues en nuestra ciudad hemos sido testigos en lo que va del año de diversos enfrentamientos entre bandas criminales conformadas por nacionales y extranjeros. Si es que no se pone la debida atención a esta problemática, tendremos más casos en los cuales la delincuencia amenaza hasta la misma institución policial.