Nuevas perlas aparecen en manos de este Congreso. Ahora fue la información difundida en el dominical Panorama, donde se indicaba que cada legislador le costaba al estado peruano un promedio de 80 soles por el consumo de un almuerzo tipo buffet. Ese dinero proviene directamente de nuestros impuestos y por ello es un hecho que nos afecta a todos.
Esta situación solo suma en una larga lista de hechos desconcertantes de un parlamento que, como dijimos en anteriores columnas, parece que priorizó sus intereses sobre los del país. Así lo demuestra lo sucedido con las propuestas de adelanto de elecciones que quedaron en el tacho del olvido con la serie de votaciones en contra y reconsideraciones sobre el tema.
Ahora nuestros parlamentarios se encuentran en semana de representación por lo que viajaron a sus respectivas provincias para conocer nuevos pedidos de quienes confiaron en ellos para que los representen en el primer poder del estado. Esperemos que de estas visitas se obtengan mejores alternativas que lo sucedido en los últimos meses.
A esto debemos sumar la cantidad de bancadas en las cuales se ha fragmentado el primer poder del Estado. Ello tampoco ayuda cuando se trata de debatir decisiones importantes para el desarrollo del país. Existen posiciones políticas muy distantes que originan que no existan acuerdos por el país y, por ende, más retrasos en torno a decisiones importantes para el Perú.
Nuestro país no merece esto. Nuestros congresistas deben poner las barbas en remojo. Más allá de que año serían las siguientes elecciones, lo más importante es que ese trabajos e vea reflejado en decisiones tomadas a tiempo para ayudar a nuestro país.