En las últimas horas se hizo oficial la renuncia de Pedro Ripalda al cargo de director ejecutivo del Programa Nacional de Alimentación Escolar Qali Warma. Los diversos problemas generados a partir de la entrega de alimentos en mal estado a los escolares necesitaban que una cabeza ruede.
Luego que el ministro de Desarrollo e Inclusión Social, Julio Demartini, se salvara de la censura, se necesitaba que alguien pague por todos los errores que conllevaron a la condena pública por los casos de estudiantes intoxicados y la corrupción de algunos integrantes del programa de alimentación que aceptaron pagos de proveedores para que se les permita entregar productos en mal estado.
El ahora extitular de Qali Warma pidió las disculpas del caso ante los problemas ocasionados por la entrega de alimentos en mal estado. Destacable es que, desde el primer momento que aparecieron las irregularidades, se buscara sancionar a los responsables. Sin embargo, esto no fue suficiente y alguien debía pagar los platos rotos. Ese fue el saliente director del programa alimentario.
Quien asuma el cargo ahora deberá orientar sus esfuerzos a demostrar que los filtros para contar con proveedores cuentan con la debida regulación y evitar nuevos casos de productos malogrados. De igual forma, deberá encargarse de cambiar el ambiente interno de la entidad debido a las vinculaciones de algunos trabajadores con pagos a cambio de aceptar el ingreso de alimentos no autorizados.
Recordemos que en manos de este programa se encuentra la alimentación de cientos de miles de escolares y la situación no se presta para ligerezas. El titular del Midis, ahora que se salvó de la censura, deberá enfocar sus esfuerzos en lograr ello.