En las últimas horas la presidenta Dina Boluarte viajó a una reunión en Cusco con representantes de diferentes organizaciones locales. En la cita hizo sobre todo llamados a la no violencia y a que las protestas no atenten contra los derechos de los demás.
La reunión sirvió también para que la mandataria vuelva a pedir que la dejen trabajar y que cesen los ataques en los cuales exigen su renuncia inmediata. Boluarte Zegarra, sobre todo se dirigió a los sectores que incluso la atacan por su condición de mujer y que la consideran una traidora al gobierno de Pedro
Castillo al asumir al cargo a pesar que meses antes indicó que renunciaría si el presidente era vacado, detalló que ella nunca pensó que llegaría un golpe de Estado. Además, respondió fuerte que ella no mandó a matar a nadie y pide que los culpables son infiltrados terroristas en las manifestaciones.
El escenario que se pinta para la presidenta sigue siendo crítico, puesto que las muertes no han sido olvidadas. Los pobladores esperan que exista la debida justicia y la mandataria lo sabe. Sin embargo, debemos tener en cuenta que hay más culpables de toda crisis que vivió el Perú en los últimos meses.
Lamentablemente debemos evaluar el papel del Congreso y los demás integrantes del gobierno en esta situación. Los intereses personales prevalecieron en torno a solucionar los pedidos más urgentes y hubo una preocupación en defender los asuntos propios. Recién se puede decir que la clase política se puso a trabajar con el país, luego de los reclamos realizados por la ciudadanía.
Ahora pareciera que se quieren olvidar de ello y esperan que existan nuevas manifestaciones.
Esperemos que la situación no se vaya de las manos. Aunque la presidenta debe asumir responsabilidades también hay que llamar la atención sobre los demás integrantes del gobierno y la necesidad de solucionar los problemas más urgentes del país.