La inseguridad ciudadana se ha convertido en el principal flagelo que azota a nuestra querida Arequipa. Como ex Jefe de Seguridad Ciudadana en Yanahuara, he sido testigo del incremento alarmante de delitos que afectan el día a día de nuestros vecinos. Los arequipeños ya no podemos caminar tranquilos por nuestras calles, y esto debe cambiar.
Se ha identificado que la problemática va más allá de la simple falta de efectivos o patrulleros. Se trata de una crisis multidimensional que requiere soluciones integrales y coordinadas. Si bien la actual gestión municipal realiza esfuerzos, la magnitud del problema exige medidas más contundentes y estratégicas.
Basado en mi experiencia, propongo un plan integral de seguridad ciudadana que incluye tres ejes fundamentales: primero, la implementación del sistema “Arequipa Segura 24/7”, una red integrada de videovigilancia con inteligencia artificial que puede detectar patrones delictivos en tiempo real. Segundo, la creación de “Cuadrantes Seguros”, una nueva organización territorial que asigna recursos y personal de manera científica según mapas del delito actualizados diariamente. Tercero, la formación de “Brigadas Vecinales Tecnológicas”, equipadas con aplicaciones móviles conectadas directamente al centro de control municipal.
Es crucial entender que la seguridad ciudadana no solo implica más policías en las calles, sino la articulación inteligente de tecnología, participación ciudadana y gestión eficiente de recursos. Los arequipeños merecemos vivir sin miedo, recuperar nuestros espacios públicos y devolver a nuestra ciudad la tranquilidad que la caracterizaba.
La lucha contra la delincuencia requiere un compromiso firme y sostenido. Como profesional dedicado al servicio de Arequipa, mantendré una postura vigilante pero propositiva, buscando siempre sumar esfuerzos entre autoridades, Policía Nacional y ciudadanía. El futuro de nuestra seguridad depende de las acciones que emprendamos hoy.
Seguiremos trabajando incansablemente por una Arequipa más segura, donde nuestras familias puedan desarrollarse sin temor, recuperando la paz que nunca debimos perder.