Lo ocurrido con un proveedor de Qali Warma que, según un informe periodístico, entregó carne de caballo haciéndola pasar como conservas para los alumnos de zonas alejadas del país, pone en evidencia como la corrupción nos afecta a todos.
Resulta lamentable que, a cambio de unos cuantos soles pagados a través de coimas, se haya llegado a estos extremos. En este caso hablamos de personas inescrupulosas a quienes no les importó jugar con la salud de menores y entregarles cualquier cosa en lugar de alimentos. Lamentablemente ello solo perjudica a los más vulnerables y al buen propósito que tiene este programa de alimentación escolar que nació con la premisa de brindar productos de calidad en las instituciones educativas.
En ese escenario se requiere una profunda investigación de parte de las autoridades y también una evaluación de los filtros para elegir a los proveedores. Resulta lamentable también que estos empresarios malintencionados aprovechen la lejanía de algunos sectores para presentar productos defectuosos.
Esperemos que no aparezcan más casos de este tipo y que lo ocurrido no afecte a largo plazo a nuestros escolares. La vigilancia debe ser permanente. Al parecer, ya no bastan las licitaciones que convoca Qali Warma con la debida transparencia. Si ello no se acompaña con mayor seguimiento en las regiones alejadas tendremos hechos como el ocurrido con el mal proveedor.
De igual manera, Qali Warma también debe ejecutar los filtros necesarios y evitar que malos trabajadores se presten a estos malos manejos. Nuestro país no merece a quienes juegan con la salud de los niños.