Nos encontramos a 48 horas de conmemorar los 483 años de la fundación española de Arequipa y ello merece ser festejado por todo lo alto. Sin embargo, quedan pendientes diversos retos en la Ciudad Blanca para los cuales este espacio queda pequeño. A pesar de ello, nos atrevemos a plantear la necesidad de mencionarlos de manera sutil.
Uno de los primeros temas que salta a la vista es la riqueza cultural que tiene Arequipa y que, por ejemplo, la llevó a obtener el título de Patrimonio Cultural de la Humanidad. De este logro ya pasaron 23 años y en lugar de avanzar parece que retrocedemos al ver cómo sigue la destrucción de nuestras casonas para dar paso a una supuesta modernidad. Debemos agregar que nuestras autoridades por momentos no tienen la suficiente reacción para enfrentar el problema.
Otro problema que podemos apreciar solo en nuestro centro histórico es el caos ocasionado por decenas o cientos de ambulantes que se posesionan a sus anchas de la vía pública. Basta ver la calle Mercaderes cualquier noche y sabrán a lo que nos referimos.
A esto se suma el desarrollo de protestas cuyos líderes no tienen mejor idea que ingresar cada vez que pueden a nuestras calles del centro histórico.
Nadie niega el derecho a la protesta, sin embargo, pocas veces se toma en cuenta el derecho que tienen las personas que laboran en la zona buscando un ingreso para sus hogares y que deben afrontar la zozobra ocasionada por las marchas.
Agregamos a ello el caos vehicular en varias calles del centro histórico. Nuestras vías quedaron estrechas ante la cantidad de unidades que ingresan a las mismas.
Ello deriva en la contaminación sonora y de emisión de partículas que afectan a las personas. Frente a este panorama, hace falta mayor compromiso de nuestras autoridades, solo así lograremos que nuestra ciudad festeje como se merece un nuevo aniversario.
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