El 28 de agosto del 2003, en una ceremonia especial en Palacio de Gobierno, la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), presidida por el destacado filósofo Salomón Lerner Febres, hizo entrega de su informe final al entonces presidente Alejandro Toledo. Nueve tomos donde se detallan los hechos sucedidos durante los años 1980 y 2000, años en que se desarrolló el conflicto armado interno entre las Fuerzas Armadas y los grupos terroristas, Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
El informe documentó una alta cantidad de víctimas, en su mayoría civiles y de comunidades indígenas, que sufrieron violaciones de derechos humanos por parte de todas las partes involucradas en el conflicto. Se registraron numerosas ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, torturas y violencia sexual. El informe señaló también que las fuerzas armadas cometieron graves violaciones de derechos humanos, incluyendo masacres y abusos contra la población civil. También documentó casos de violencia perpetrada por los grupos terroristas.
La CVR presentó una serie de recomendaciones para promover la reconciliación y la justicia en el país. Estas incluyeron la creación de un registro de víctimas, la reforma del sistema de justicia, la reparación a las víctimas y sus familias, así como medidas para garantizar que estas violaciones no se repitan en el futuro.
La CVR enfatizó la importancia de la reconciliación nacional, que no solo involucra el reconocimiento de los hechos dolorosos del pasado, sino también el fomento de un diálogo y un entendimiento entre diferentes sectores de la sociedad peruana.
Es importante destacar que el informe final de la CVR tuvo un impacto significativo en la sociedad peruana al arrojar luz sobre los horrores del conflicto armado interno y abogar por la reconciliación y la justicia.
Sin embargo, a veinte años de presentado el informe final, a 23 años de haber culminado el conflicto armado interno y más de 40 años de haber iniciado este conflicto, es necesario preguntarnos si como sociedad hemos hecho algo para evitar que futuros movimientos extremistas, de derecha o izquierda, vuelvan a surgir.
La CVR señalaba que una de las causas históricas de este conflicto fue el racismo, el desprecio por el otro, la desigualdad social. ¿Ya somos acaso un país libre de estos males?
Evidentemente no, por el contrario, la segregación parece ser parte de la cotidianeidad de nuestro Perú. Aún estamos muy lejos de solucionar esas causas históricas y más lejos aún de llegar a la reconciliación nacional.