El valle del Chilina deslumbra a los ciudadanos por la vegetación y paz que transmite con solo estar ahí, sin embargo ello solo ocurre en un sector. Metros más arriba, a cinco minutos de la Virgen de Chapi de Charcani, inicia la concesión de la Empresa de Generación Eléctrica de Arequipa (Egasa) donde solo entra personal autorizado y abarca 5.50 hectáreas hasta los pies del volcán Misti. Las diferencias en fauna y flora son marcadas.
En el terreno de Egasa se observa la conservación de la vegetación, sin viviendas y con infraestructura hidráulica ya que están las seis centrales hidroeléctricas. Tampoco hay basura u otros desechos como escombros. Por el contrario hay arbustos, flores cataratas, campiña ordenada y preservada (ver fotos).
Según el gerente de generación de la empresa estatal, Javier Pineda, ellos están en la obligación de mantener el área preservada y son vigilados constantemente por entidades como el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental como (OEFA), así como la Autoridad Nacional del Agua). Ese panorama se observa hasta la última central que está en Charcani Chico.
CONTRASTE. Sin embargo, cuando uno llega al santuario de la Virgen de Chapi, el sol es más intenso y al margen derecho del río Chili están las chacras y a su costado invasiones.
La flora y fauna solo se ven en la zona de cultivos y en algunas casas donde plantaron árboles. Después, el paisaje es amarillo, plantas que tratan de florecer en medio de desperdicio de agregados. Malas personas retiran arena y otros materiales del lugar lo que genera un panorama opuesto a la zona de Egasa.
Además algunos visitantes dejan sus desperdicios como botellas, plásticos y hasta queman basura tras pasar un momento en el valle de Chilina. No hay control ni cuidado de esa área de vegetación.
La descripción es el camino hacia la Virgen, si vamos por la otra entrada a Egasa, por la parte alta de Cayma, la situación es peor. Pasando la asociación de vivienda Embajada de Japón, los costados de la pista o carretera están repletos de basura. Continúamos subiendo y observamos como queman llantas y otros desperdicios porque en la zona ya no hay habitantes. La vegetación se limita a ichu y algunas flores amarillas. Sin embargo conforme vas avanzando, ese panorama se convierte en un hermoso valle (ver fotos).
El gerente del proyecto Charcani VII-EGASA, Óscar Azcue, cuestiona a las personas que están en contra de la obra hidráulica porque aseguran que destruirá el valle.
“Ellos dicen defender el valle, pero si van a nuestra concesión conocerán el verdadero valle y se sorprenderán por lo conservado que está porque es nuestra obligación. Nosotros no destruimos por el contrario, preservamos. En cambio los destructores están fuera de nuestra concesión, no les importa contaminar y sacar recursos. Hay un crecimiento desordenado y un manejo inadecuado del territorio”, manifestó Azcue.
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