Escribe: José Ballón, historiador de aeronautica de Arequipa
En la base aérea de La Joya a 60 km. al este de Arequipa, la mañana del viernes 11 de abril de 1980, mientras centenares de miembros de la Fuerza Aérea del Perú pasaban lista, avistaron al final de la pista de aterrizaje un objeto suspendido a 600 metros de altura. En aquel momento, se estimó que podría ser un globo de espionaje chileno fotografiando la instalación militar, pues Perú y Chile mantuvieron viva la tensión limítrofe durante la década de 1970-80.
Al percatarse que el radar no detectaba al objeto y que no se obtuvo respuesta por radio, el comando aéreo de la base al mando del coronel FAP Oswaldo Sarabia Peña, se ordenó activar los sistemas de defensa antiaérea y terrestre, quedando asignado el teniente FAP Oscar Santa María Huertas, distintivo “Cianuro”, a la misión de interceptar y derribar en vuelo el elemento volador. Uno de los cuatro Sukhoi SU-22M recién llegados de Talara a La Joya, abastecido de combustible y municiones de 30mm. despegó a las 7:27 horas. En tierra, los otros escuadrones del Grupo 4 se mantenían en estado de Alerta.
Con casi 13 mil kg. de empuje el caza levanto vuelo ganando altura con un rápido giro de 360 grados por la derecha pasando sobre la pista de aterrizaje y quedando el avión frente a frente con el objetivo. El piloto Oscar Santa María, abrió fuego a una distancia de 900 metros, disparando 64 proyectiles que él asegura dieron en el blanco; sin embargo, observó que los obuses impactaron el aparato sin causar daño ni explosión que lo destruyera. De pronto, el objetivo que permaneció inmóvil durante el ataque del Sukhoi comenzó a alejarse con dirección Noroeste, ascendiendo hasta llegar a 1.2 match de velocidad y una altura de 11 mil metros, el poderoso avión de la FAP empleó toda su capacidad de propulsión con el fin de no perderlo.
A la altura de Camaná, al noroeste de la base de La Joya, Santa María en comunicación radial con la torre de control desestimó que el objetivo fuera un globo. Y lo describió como una cúpula pavonada color crema que imposibilitaba ver en su interior, la cúpula estaba insertada en una estructura aparentemente metálica de forma circular de aproximadamente 10m. de ancho por 10 m. de alto. Manifestó también la ausencia de alas, alerones, toberas, motores y escapes como elementos que permiten volar. Ni bien terminó de describir lo que observaba, cuando el objeto volador que venía por delante bruscamente se detuvo y el avión pasó por su derecha a 950 km. por hora logrando el piloto evitar una colisión.
El extraño objeto era capaz de ejecutar movimientos de aceleración y frenado imposibles para la tecnología del Sukhoi o cualquier aeronave conocida. A pesar de las limitaciones humanas y técnicas, el teniente Santa María retomó la cacería del intruso y logró colocarlo nuevamente a tiro. Justo antes de apretar el gatillo, el extraño aparato que iba en movimiento se elevó de manera súbita para impedir ser alcanzado por las municiones. Al pasar nuevamente de largo, Santa María y su avión quedaron a merced de la nave que ahora amenazaba desde una altura mayor.
Para no quedar en posición de perseguido el piloto FAP ascendió de manera vertical a fin de atacar desde arriba pero el objeto anómalo se emparejó a gran velocidad volando en paralelo hasta alcanzar los 19 mil metros. La poscombustión empleada por el SU-22 agotaba los tanques lo que activó los sensores de alarma en la cabina; superado el techo de la aeronave comenzó a perder potencia y gobernabilidad. Sin mayor capacidad de ataque luego de 22 minutos de intensas maniobras, Santa María inició el descenso, lo hizo- como él señala- con miedo -como es natural- muy rápido y en zigzag esperando un contraataque que afortunadamente nunca llegó.
Luego del enfrentamiento el piloto Santa María tomó tierra a salvo; pero para el asombro de todos los oficiales, pilotos, técnicos y tropa del Grupo 4 de la FAP que fueron testigos de lo ocurrido desde el comienzo, el objeto volador no identificado (OVNI) reapareció minutos después en su posición inicial, a 600 metros de altura al final de la pista de aterrizaje, permaneciendo allí por las siguientes dos horas.
Después que “Cianuro” informara su participación en el encuentro con el ovni. El escuadrón de Telecomunicaciones señaló que los radares sólo detectaron al Sukhoi, mientras observaban al avión estrechando distancia con el objeto resplandeciente en el cielo. El escuadrón de Defensa Antiaérea indicó que una estación de cañones “Pechora” vio desde su posición la enorme estructura metálica y circular de la nave al pasar volando sobre ellos. El escuadrón de Artillería declaró que el caza disparó 64 municiones tipo obús de 30mm.
Analizando las repercusiones de hacer público este encuentro para la seguridad de la base, el comandante de la base de La Joya, el coronel Oswaldo Sarabia Peña, ordenó mantener en absoluto secreto el evento OVNI del 11 de abril de 1980. Al día siguiente, el sábado 12, en las últimas horas del atardecer, la nave reapareció a menor altura sobre la base.
A pesar de haberse ordenado mantener la información en secreto, esta fue filtrada porque apareció en el Almanaque Mundial de 1980, puntualizando el avistamiento de dos objetos voladores en la Base Aérea de la Joya de Arequipa en dos diferentes fechas sin brindar mayores detalles. El comandante Santa María en entrevista con Rafael Mercado Benavente, precisó que relató a los medios sobre el tema recién en el año 2001, cuando ya se encontraba en situación de retiro (1997) a solicitud de un oficial de la FAP.
Años más tarde, cuando la Agencia Central de Inteligencia (CIA) del gobierno de los Estados Unidos, desclasificó miles de “documentos secretos” del Department of Defense relacionados al fenómeno UFO (Unidentified Flying Object), apareció el informe “UFO Sighted in Peru” de La Joya con fechas 09 y 10 de mayo de 1980. El documento publicado por The Black Vault señala:
“Fuentes informaron sobre el avistamiento de un objeto volador no identificado en las inmediaciones de la base aérea Mariano Melgar -La Joya, Perú. afirmaron que el objeto fue avistado en dos ocasiones. El primero fue durante las horas de la mañana del 9 de mayo y el segundo durante las primeras horas de la tarde del 10 de mayo de 1980. La fuente afirmó, mientras un grupo de oficiales de la FAP se encontraban en formación, avistaron un ovni que estaba flotando cerca del campo aéreo Mariano Melgar. El comando aéreo envió un avión Su-22 para realizar una interceptación. El piloto, según una tercera fuente, interceptó el objeto y disparó contra él a muy corta distancia sin causar ningún daño. El piloto intentó hacer una segunda pasada al objeto, pero el OVNI se alejó del SU-22”.
En Arequipa durante las décadas 1980-90 la experiencia del piloto FAP de La Joya fue el más grande secreto a voces en los clubes y cafés. Los círculos familiares, amicales, laborales y una parte considerable de la colectividad aún recuerda con detalle cómo y cuándo se enteraron del suceso. Fue un hecho inexplicable, que, en determinado momento, impulsado por las emisoras radiales locales y los expertos en estos fenómenos, se convirtió en el hito local entre la credulidad y el escepticismo. Con el cambio de siglo este evento OVNI pasó al olvido, hasta que, en 2015, History Channel presentó el caso Santa María en la televisión mundial, lo que sirvió de motivación a los medios informativos nacionales para ocuparse de lo ocurrido hace 44 años en el desierto de Arequipa.
En conclusión, gracias al informe del Department of Defense of USA admitido por la CIA el 03 de junio de 1980, sabemos que este encuentro es el primer caso documentado de un enfrentamiento entre un avión de combate y un OVNI.