A sus 77 años, el recordado Tío Ronco, Román Gámez, afirma que tiene ganas de volver a la radio y seguir entreteniendo al pueblo. Tiene varias enfermedades y bromea diciendo ‘tengo de todo, no me puedo quejar’.
¿Qué recuerda de su infancia en Cañete?
Muchas cosas, vivía en una casa hecha de adobe y caña. No había luz, y los fines de semana llegaba la caravana Kolynos para proyectar la serie Batman, Superman y en blanco y negro.
Ahí se ganó sus primeras monedas...
Sí. Hubo momentos en que no llegaba la caravana y yo me ponía a contar historias con los mismos personajes de Batman, Superman, me los inventaba y les cobraba diez centavos a cada niño. Así juntaba unos soles y se los daba a mi madre.
¿Hacía lo mismo cuando vendía pescado en Chorrillos?
Claro, era muchachito, menor de edad, cuando vendía lorna en Chorrillos. Los primeros días no vendía nada, hasta que se me ocurrió imitar a un zambo que tenía un vozarrón y me pusieron ‘Ronco’. Luego, Ferrando me llevó a trabajar con él y empezó otra historia.
¿Lo llevó como imitador?
No. A mí me llevó para ser el mandadero de su programa radial… hasta que un día faltó uno, me dijo ‘ahora entras a imitar’, le gustó y me quedé.
¿Alguna anécdota de esa época?
Como mandadero hacía los recados de todos, y al final del programa iba al comedor del hipódromo y me llevaba las sobras. Cuando empecé a imitar me pagaban 10 soles y el primer día me pedí un tallarín con asado. Los mozos y cocineros no me creían. Luego, les mandaba saludos en la radio y comencé a comer gratis.
Fuente: Trome