Un equipo multidisciplinar liderado por Elvira Berengüí, dietista y responsable de nutrición, y Pilar Morales, directora del departamento de coaching de PronoKal, aseguran que la conexión entre el peso corporal y el bienestar emocional no sólo puede desencadenar en ansiedad y depresión, sino también las condiciones de salud mental pueden dificultar la adopción de hábitos saludables.
Según la dietista y responsable de nutrición de PronoKal, Elvira Berengüí, un estilo de vida saludable implica adoptar hábitos que fomenten el bienestar físico, mental y emocional. En su opinión, la salud mental es tan crucial como la salud física, ambas están conectadas.
La directora del departamento de coaching de PronoKal, Pilar Morales, explica que la obesidad puede tener un impacto profundo en la salud mental, generando trastornos de ánimo, ansiedad y baja autoestima.
“Esta conexión no sólo se da por los efectos directos del exceso de peso en la salud mental, sino también por el estigma social asociado a la obesidad. La discriminación afecta profundamente el bienestar emocional, lo que hace más difícil mantener un estilo de vida saludable”, indica.
Elvira Berengüí agrega que las personas con obesidad, al enfrentarse a prejuicios sociales, pueden experimentar sentimientos de aislamiento y baja autoestima, lo que a su vez puede generar un ciclo negativo que empeora tanto su salud física como emocional.
“La ansiedad y la depresión pueden reducir la motivación para hacer ejercicio, lo que dificulta la pérdida de peso y perpetúa la obesidad”, explica. De esta manera, los trastornos emocionales y el exceso de peso se retroalimentan mutuamente, creando una espiral difícil de romper.