La financiación es imprescindible para abordar el desarrollo sostenible y cumplir con los objetivos de la lucha contra el cambio climático, y por lo tanto, las estructuras financieras globales deben y pueden cambiar para facilitar y acompañar ese proceso, afirmó en una entrevista Rebeca Grynspan, la responsable de la ONU para temas de comercio y finanzas.
En un encuentro en los márgenes de la Cumbre del Clima (COP28), la secretaria general de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) se mostró muy optimista ante la posibilidad de una reforma real de las instituciones prestamistas para facilitar que el dinero llegue en condiciones adecuadas a los países que necesitan adaptarse a las exigencias que trae el calentamiento global.
“Hay agenda positiva, no hay que escoger entre pobreza y desarrollo sostenible, siempre y cuando haya financiación que apoye las decisiones de los países”, insistió.
La funcionaria de la ONU recordó en este sentido que en un mundo dónde 3,3 miles de millones de personas viven en países que gastan más en pagar sus deudas que en salud o educación, no tiene mucho sentido que el financiamiento para abordar la crisis ambiental siga el camino de la deuda, “pues muchos no podrán hacer esa transición”.
Optimismo
Sin embargo, para Grynspan la situación debe verse con optimismo.
“Hay gente que no es consciente de la verdad, pero ahora hay cosas positivas que están pasando en esta COP. La primera es el Fondo de Pérdidas y Daños y que haya un acuerdo mínimo de operatividad en el Banco Mundial, que tiene conocimientos para manejarlo. Ahora se discute la gobernanza, pero el primer paso ya es importante. Y ya hay hasta ofertas de dinero para eso”, dijo.
Más allá, está el hecho de que “las propuestas de reforma del sistema financiero han comenzado a calar” y además “hay opciones de que cambie, en primer lugar porque hay muchas cosas que hacer”.
“La agenda de una reforma de más largo plazo toma tiempo, pero hay muchas cosas que se pueden hacer ya y eso daría el espacio y la confianza de que queremos ir hacia un proceso de reforma mayor”, añadió.
En ese sentido,Grynspan celebró “los pasos tímidos, pero para festejar”, de propuestas para la reforma de los bancos multilaterales de desarrollo y el Banco Mundial que se vieron en la última reunión del G20, para que éstos usen sus fondos “mucho mejor de lo que hacen ahora y puedan escalar sus préstamos de inversión a los países en desarrollo”.
“Y que además puedan apalancar al sector privado, pues todos sabemos que necesitamos al sector privado para que (el financiamiento climático) realmente tenga suficientes fondos”, aseveró.
Según indicó, todo está ya dentro de “un proceso de cambio” y se ha demostrado “la voluntad de hacerlo”.
“No estamos satisfechos con los números, pero es un muy buen paso adelante”, subrayó.
Adaptación
A su juicio, lo que más faltaría ahora es ver cómo financiar los temas de adaptación, que van “rezagados pero tiene mucha importancia para los países en desarrollo, ya que aunque lleguemos a los objetivos de cero emisiones en la fecha acordada, el planeta se va a seguir calentando y por lo tanto, la adaptación es inevitable”.
Esta cuestión es de particular interés para los países de América Latina, la mayor parte de los cuales son de ingresos medios y por tanto no pueden acudir a financiación con bajo interés o a subvenciones, obligados a pagar intereses caros por sus préstamos.
“El tema no es sólo que haya dinero para esto, sino que los préstamos tienen que ser a largo plazo y los países no pueden pagar las primas que el mercado les está pidiendo”, se lamentó.
En cualquier caso, la responsable del organismo de finanzas y comercio de la ONU insistió en que si bien hay aún mucho por hacer, la nota es “muy optimista”.
“Si uno no puede ver los pasos que se dan, no puede creer que la realidad se puede cambiar. Solo se puede movilizar la voluntad si se cree que la realidad se puede cambiar. Yo creo que se puede cambiar”, culminó.
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