Estados Unidos ampliará su campaña militar contra el narcotráfico con operaciones terrestres dirigidas a organizaciones criminales transnacionales, una medida que —según el presidente Donald Trump— responde al “límite operativo” alcanzado por la estrategia naval implementada en los últimos meses. El mandatario aseguró que esta nueva fase no apunta únicamente a Venezuela, sino a “gente horrible que trae drogas y mata a nuestro pueblo”, en referencia a los cárteles que operan en la región.
Durante una intervención en la Casa Blanca, Trump sostuvo que la ofensiva marítima permitió interceptar el 96 % de los cargamentos que intentaban ingresar a territorio estadounidense y afirmó que dicha acción habría salvado cerca de 25.000 vidas. Sin embargo, advirtió que las rutas del narcotráfico se están diversificando hacia corredores terrestres, motivo por el cual su administración ordenó nuevas operaciones “más fáciles y más directas” en campo.
El anuncio ocurre en medio del aumento de tensiones con el régimen de Nicolás Maduro y coincide con nuevas sanciones económicas del Departamento del Tesoro. La OFAC bloqueó bienes y restringió la operatividad de allegados al mandatario venezolano y de empresas señaladas por facilitar narcotráfico y desvío de recursos petroleros. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, acusó a Maduro y su entorno de “inundar Estados Unidos con drogas que envenenan al pueblo estadounidense”.
La campaña antidrogas se desarrolla con un despliegue militar de aproximadamente 15.000 efectivos, el portaaviones USS Gerald R. Ford, buques de guerra, guardacostas, aviones F-18 y bombarderos estratégicos. Desde septiembre, las interdicciones marítimas han dejado al menos 87 muertos en operaciones en el Caribe y el Pacífico, mientras se refuerza la vigilancia en torno a Venezuela tras episodios como la incautación del superpetrolero Skipper, que Caracas calificó de “piratería internacional”.
Trump subrayó que la nueva fase no se limitará a acciones armadas, sino que se integrará con sanciones económicas para desmantelar redes criminales y cortar sus fuentes de financiamiento. “El número real es de 300.000 personas muertas en un año a causa de las drogas”, dijo, justificando el aumento de la presión militar como un asunto de seguridad nacional.
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