Al menos 126 personas perdieron la vida y otras 188 resultaron heridas a causa de un terremoto de magnitud 6.8 que golpeó con dureza el condado de Dingri, situado en la región autónoma de Tíbet, en el suroeste de China.
El sismo tuvo lugar pasadas las 9.00 horas del martes 7 de enero y fue originado a una profundidad de diez kilómetros bajo la superficie. Además, provocó medio centenar de réplicas y ha afectado además a Bangladesh, Nepal, Bután e India.
Miles de viviendas fueron dañadas por la réplica debido a su cercanía al epicentro del terremoto, lo que ha llevado a las autoridades regionales a poner en marcha labores de búsqueda y rescate en un intento por hallar supervivientes entre los desaparecidos.
Para ello, se han desplegados efectivos del Ejército y decenas de miembros del personal de emergencias, según informaciones recogidas por medios chinos. Las réplicas, tal y como han indicado las autoridades, tienen de momento una magnitud máxima de 4.4.
La situación ha llevado al presidente de China, Xi Jinping, a ordenar la puesta en marcha de "todos los esfuerzos posibles para sacar adelante las labores de búsqueda y rescate" de la población. Así, ha pedido tratar a los heridos, minimizar las víctimas, prevenir desastres secundarios y reubicar a los afectados.
"Debemos fortalecer el monitoreo y la alerta temprana de terremotos, asignar materiales de rescate de emergencia de manera oportuna, reparar la infraestructura dañada lo antes posible, organizar los arreglos básicos de vivienda para la gente y garantizar un invierno seguro y cálido",declaró.
Por su parte, el primer ministro chino, Li Qiang, ha instado a "acelerar la verificación" de víctimas y daños, puesto que la zona afectada por el terremoto se encuentra en una región de gran altitud y bajas temperaturas. "Es invierno y debemos hacer todo lo posible para garantizar la subsistencia básica y el calor de la población en la zona del desastre"-