El 4 de mayo de 1947, la Virgen de la Candelaria de Cayma llegó al puente Bolognesi a las 6 de la tarde, era esperada por el alcalde de Arequipa, Pedro P. Díaz, quien en una emotiva ceremonia la recibió con estas palabras: “Madre santísima, a nombre del pueblo de Arequipa, te invito a pasar, dueña de nuestros corazones. Haz el favor de entrar a la ciudad y darnos tu bendición”. Minutos antes de las 7 de la noche, la patrona de Cayma, ingresó a la Catedral y fue colocada en un trono.
BENDICIÓN DE LA CORONA. A las 10 de la mañana del domingo 11 de mayo de 1947, el templo matriz de Arequipa se encontraba repleto de gente; ocupaban los lugares de honor el presidente de la República, José Luis Bustamante y Rivero, acompañado de su esposa María Jesús Rivera; del ministro de Fomento, Alfredo Fort y del ministro de Aviación, Armando Revoredo; así como autoridades civiles, militares, eclesiásticas, judiciales y el católico pueblo arequipeño. En presencia del cardenal Juan Gualberto Guevara, escoltado por el arzobispo de Arequipa, Leonardo Rodríguez Ballón, se bendijo solemnemente la hermosa corona de oro y piedras preciosas, confeccionada por la joyería “El Inca” del señor Federico Tschischke.
LA CORONACIÓN. Se procedió a firmar el acta de la coronación, en un artístico pergamino escrito por una religiosa dominica del colegio de la Asunción. Esta acta fue rubricada por el cardenal Juan Gualberto Guevara; el presidente del país, Bustamante y Rivero, su esposa, el arzobispo de Arequipa, obispos invitados, el párroco de Cayma, los alcaldes de Arequipa y Cayma, ministros, el presidente de la Corte Superior de Justicia, Alberto Ballón Landa, entre otros notables personajes.
El vestido y escapulario que lucía la Virgen fueron obsequiados por damas arequipeñas residentes en Lima, en su mano derecha portaba el clásico canastillo con dos palomas de oro y una candela del mismo metal precioso; la carroza estaba iluminada con luces eléctricas.
Emocionado, ante estos honores que le hacía su tierra natal a la madre de Dios, el cardenal Juan Gualberto Guevara tomó la palabra: “Bajo el dombo azul de este maravilloso cielo arequipeño, frente al majestuoso Misti que se levanta gallardo como un himno al creador, en el centro de la Ciudad Blanca ceñida con el manto esmeraldino de su riente campiña; aquí, en esta plaza de Armas, histórico escenario de grandiosas hazañas cívicas y religiosas que han dado justo renombre a la legendaria Arequipa, se realizará dentro de breves instantes una solemne ceremonia para coronar por segunda vez la imagen de la sin par Virgen María”.
Al llegar al cruce de la avenida Ejército con la calle Quezada, el alcalde de Arequipa, Pedro P. Díaz, hizo la entrega simbólica de la santísima virgen al alcalde de Cayma, Juan Presbítero y expresó: “Os devuelvo el tesoro que me entregaste. Quiero pedirle a nuestra madre que nos ayude y proteja en estos momentos tan difíciles”.
La Virgen de la Candelaria hizo su ingreso a Cayma a las 7:30 de la noche, la alegría fue desbordante cuando llegó a la plaza principal, la fachada del templo y casas fueron iluminadas.
Como acto de despedida, el cardenal, arzobispos y obispos, cantaron el Salve y concluyó la apoteósica demostración de fe y amor del pueblo de Arequipa a la Virgen de la Candelaria de Cayma.
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