Cada 29 de febrero, Arequipa sufre al recordar una tragedia colosal, el peor accidente aéreo en la historia del Perú que enlutó al país, aquel fatídico momento ocurrió hace 28 años, en 1996, una pampa oscura y lejana del Cono Norte fue la triste tumba de 123 pasajeros del vuelo 251 de Faucett, un Boeing 737-222.
Esa noche, la oscuridad absoluta recibió a fiscales, policías y bomberos, militares, periodistas y demás personal de apoyo que acudió a esa zona distante con la esperanza de encontrar vivo algún tripulante.
El exfiscal Alfredo Arana Miovich fue uno de los primeros en llegar a atender dicha tragedia aérea. Recuerda ver a lo lejos intensas llamaradas en forma de cruz, el incendio de cada parte del impresionante avión y de los pasajeros lo guiaban, era el camino que encontró con la esperanza de ver una persona viva.
Eran las once de la noche del 29 de febrero de 1996 cuando el exfiscal inició su recorrido por la zona.
“Era mi último día de turno. Me llamaron advirtiendo la desaparición de un avión con 123 pasajeros. Eran las 8:30 de la noche y en una hora o más llegó la confirmación que ese avión cayó en una quebrada de Yura. Llegué a la zona. Todo era oscuro. Al caminar sentía que pisaba ropa, pero en realidad no sé si en mi trayecto pisaba cadáveres. No se miraba nada, solo las partes del avión que seguían incendiándose. Subí y bajé quebradas hasta llegar al punto del siniestro”, contó.
ESPERANZA. Al llegar a la zona exacta del accidente, el exfiscal aún tenía la esperanza de encontrar gente con vida. Él, su fiscal adjunta Carmen Portugal y la Policía, guardaron silencio durante 15 minutos, esperando escuchar un llamado de auxilio. La muerte estaba presente, ninguna persona estaba viva y suspendieron la operación de buscar sobrevivientes.
Arana Miovich aún recuerda aquella noche. Había una espesa neblina, humo por doquier y olores a caucho quemado, cuerpos calcinados y metal fundiéndose.
“Era una desgracia. Teníamos que avanzar rápido y convocamos a la Policía, Ejército, Cruz Roja, la Marina, Fuerza Aérea y autoridades. La estrategia era que el Ejército con su personal forme una vía desde la carretera hasta la zona del accidente para que ingresen los camiones y trasladen los cadáveres. Los hospitales comenzaron a preparar camillas, bolsas para los cuerpos y hacer espacio en la morgue”, explicó.
El exfiscal vio el sufrimiento de tantas familias, quiso hacer justicia, pero le quitaron el caso.