A puertas cerradas. Sin personal médico. Sin ambulancias. Con un horario estricto de los profesionales en salud que prohíben que te enfermes o tengas una emergencia en horas de la madrugada. Una realidad que padecen a diario cientos de peruanos en las provincias más alejadas de la capital Lima. Una realidad que le tocó vivir al congresista Hernando Guerra-García, quien falleció en Punta de Bombón. Estaba en una reunión amical y se descompensó, según la necropcia falleció de un infarto. La visita de Guerra-García a Arequipa era para participar de la cumbre minera Perumin 36.
El fujimorista llegó al mediodía del 28 de setiembre a la Ciudad Blanca. Luego se trasladó a la provincia de Islay donde visitó al empresario Antonio Gravas Fernández. Nano Guerra-García se encontraba en la vivienda del negociante cuando se descompensó, según el parte policial. Cerca de las 23:00 horas fue trasladado a la posta del distrito de Punta de Bombón, pero no había atención. Estaba cerrada. El horario de atención era de 8:00 a 20:00 horas.
Inmediatamente, el auto cambió de rumbo hacia el hospital Manuel Torres Muñoz, ubicado en Mollendo, pero fue tarde. El parlamentario llegó sin vida.
Mientras sus colegas, amigos y familiares expresaban sus condolencias, el cuerpo de Guerra estaba en la morgue del hospital II de Mollendo, por más de 12 horas.
Después de la necropsia, que certificó que murió de un infarto, ‘Nano’ Guerra-García fue trasladado a la base aérea de La Joya y de allí, en un helicóptero, llevaron el cadáver a Lima. A las 18 horas llegó a la capital.
Luego fue trasladado al distrito de San Isidro, allí lo esperaban la lideresa de Fuerza Popular, Keiko Fujimori y sus compañeros de bancada. También el premier Alberto Otárola, otros ministros y exparlamentarios para velarlo.
Ayer se realizó un homenaje póstumo y hoy será velado de manera privada en presencia de familiares y colegas. El domingo será trasladado al Congreso para que se le rinda un reconocimiento por su trayectoria.
Quien reemplazará su curul será el exministro del Interior en el gobierno del expresidente Alejandro Toledo, Fernando Rospigliosi. La muerte de Nano Guerra-García destapa y evidencia la precariedad del sistema de salud en el país.
Mientras que el gerente de Salud de Arequipa, Walter Oporto, indicaba que por falta de presupuesto hay un déficit de personal médico, el ministro de Economía y Finanzas, Alex Contreras, aseguraba que el dinero aumentó para cerrar las brechas. Mientras autoridades y funcionarios se ponen de acuerdo, los peruanos tienen que limitarse a enfermarse o morir en el camino por falta de atención, como fue el caso de Guerra García.
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