El Gobierno boliviano gasta 2000 millones de dólares al año para la subvención de la gasolina y el diésel. De este monto, Bolivia pierde aproximadamente 600 millones de dólares debido al contrabando de combustibles que salen fuera de las fronteras.
El ministro de Hidrocarburos y Energías, Franklin Molina, lamentó que, pese al esfuerzo que se realiza para abastecer de los carburantes, hay quienes se dedican al contrabando del diésel y la gasolina.
Según la autoridad, el país enfrentó problemas con el subsidio desde hace más de dos décadas. La subvención para 2023 ascendió a alrededor de 2000 millones de dólares, y se prevé un monto similar para este año.
Para enfrentar estos desafíos, el Gobierno ha implementado varias medidas, incluyendo la disminución de los costos de importación de carburantes y el desarrollo de un plan de exploración con un enfoque en el control del contrabando mediante los decretos 4910 y 4911.
Agregó que, pese a estas acciones, los precios de los combustibles en Bolivia siguen siendo los más bajos de la región, lo que ha llevado a que casi el 30 % del combustible (equivalente a alrededor de 600 millones de dólares sea desviado hacia países vecinos como Chile, Perú, Paraguay y Brasil.