Cultura

El terremoto del 15 de enero de 1958 que sacudió Arequipa

Los medios de comunicación calificaron como desastre al violento sismo que remeció a la Ciudad Blanca

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DIARIO VIRAL

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Eran las 2:14 de la tarde cuando de pronto la tierra empezó a temblar, provocando pánico en la población. Según una nota publicada en el diario “El Deber” el terremoto duró más de un minuto y medio y aumentaba su intensidad.

Los arequipeños, acostumbrados a los temblores, al inicio no le prestaron importancia, pero cuando el remezón aumentó, despavoridos se congregaron a las calles.

El escenario era conmovedor y a la vez trágico, los padres abrazaban fuertemente a sus hijos, mientras lloraban e imploraban a Dios un poco de misericordia, mientras esto sucedía una densa nube de polvo se apoderó del ambiente, producto de los numerosos derrumbes de las casas que caían estrepitosamente. 

Lamentablemente algunos niños, producto de su ingenuidad, no pudieron salvarse, pereciendo aplastados por los escombros.  

Las cornisas de una casona ubicada en la calle San José se desplomaron y aplastaron a una persona que transitaba por ahí. 

Cuando terminó el movimiento sísmico, los policías empezaron la titánica labor de rescatar a las víctimas. Por su parte, los bomberos hicieron uso de los dos carros que contaban para trasladar a los heridos al hospital Goyeneche.

En los parques y en las chacras se improvisaron carpas para dar alojamiento  a la inmensa cantidad de damnificados. 

El 16 de enero en horas de la noche tuvo lugar una concurrida procesión de penitencia del Señor de la Caña (Cayma) y el 17 se dio cristiana sepultura a las víctimas del terremoto. 

MARIO POLAR Y EL TERREMOTO DEL 58. En su pequeño ensayo titulado “La leyenda de Arequipa”, Mario Polar Ugarteche manifiesta la grata impresión que causó en él, la fuerte y tenaz personalidad de sus coterráneos: “… pocos años después se produjeron los terremotos del 58 y del 60. Yo vivía en Lima y acudí de inmediato a mi pueblo para ver como representante a Congreso, que necesitaba y recorrí los pueblos más agraviados como Tiabaya, Sabandía, Paucarpata, Quequeña y Pocsi; y ¿que encontré en ellos? Mujeres y niños que sin alharacas se aplicaban como podían subsanar los destrozos y a reparar los desperfectos. Los hombres, todos, estaban en el campo arreglando los canales de regadío para salvar las sementeras. Nadie lloraba. Nadie protestaba. Con digna sobriedad solo pedían cemento. Y desde entonces pienso, como arequipeño, que es justo sentirse orgulloso de un pueblo que frente a los agravios del poder o de la naturaleza se levanta con tanta dignidad para dar cátedra de civismo, trocando la adversidad en epopeya”.  

Galería de fotos

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Terremoto asustó a arequipeños.
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Pobladores atemorizados por los temblores se congregaron en las calles.
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Niños y adultos mayores fueron aplastados por los escombros.
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Redacción

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