¡Tú eres mujer, déjanos a nosotros los hombres trabajar. Tenemos un hogar, una esposa e hijos!, le dijieron en sus inicios de entrenamiento a Dionny Odilia Guzmán Cárdenas, quien se convirtió en la primera mujer aviadora arequipeña de la Fuerza Aérea del Perú (FAP).
En respuesta, Guzmán Cárdenas le dijo al aviador que la cuestionó: “Discúlpeme, yo como mujer tengo los mismos derechos e inclusive tengo mejores notas que ustedes”. Además lo desafió a volar en avión, pero el piloto solo procedió a mirarla, se dio la vuelta y se fue del lugar.
Este no fue el primero ni el último comentario que recibió Guzmán a lo largo de su carrera en la aeronáutica, que empezó en Aero Club Arequipa, ubicado en la III División del Ejército. Su pasión a las aeronaves nació desde pequeña y con esfuerzo y dedicación logró cumplir su sueño.
UN COMIENZO INESPERADO. Un día mientras bajaba por el portal municipal de Arequipa, Guzmán Cárdenas observó a un hombre de la FAP y admiraba su traje, lamentándose el hecho de que fuera mujer. Tras cruzar las miradas con el varón, el coronel Néstor Huaco se le acercó y le preguntó si era la hija de Edgar Guzmán.
Ella respondió que era su hija y el coronel afirmó que era su tío, la abrazó y la llevó a la sede de la FAP, antes ubicada en Vallecito para que conozca a todo el personal oficial. En esa época no existían las mujeres aviadoras y era innegable esta idea.
Debido al interés de Guzmán Cárdenas para ser aviadora, el coronel Néstor Huaco buscó otras alternativas para entrenarla junto a otros oficiales. Por ello, abrió una capacitación de seis meses, en la cual se inscribieron 37 varones y una mujer. Del total solo se lograron graduar tres personas.
ARDUA PREPARACIÓN. Guzmán Cárdenas tuvo que trabajar arduamente para cumplir sus sueños con apoyo del coronel FAP Oswaldo Zaravia, los comandantes FAP Alipio Molina y Julio Noriega, y en ocasiones el piloto Augusto Feria, a quienes recuerda con mucho cariño.
Su primer vuelo lo realizó el 23 de febrero de 1975 en el avión Piper 90 junto al coronel Saravia siendo todo un éxito. También aprobó satisfactoriamente sus exámenes escritos, graduándose del Aéreo Club Arequipa con honores, junto a sus amigos de ese entonces, Miguel Pérez y Juan Cesari, quienes la acompañaron durante este proceso.
El 5 de marzo del mismo año fue bautizada y recibió su grado de piloto en la Base Aérea N° 4 de La Joya. Durante la formación le dieron la patadita, abrazos de felicitación, seguido de ello, la bautizaron haciéndola beber un vaso con chicha, combinado con cerveza, whisky, huevos, pimienta, aji y sal. Logró terminar esta bebida y con éxito pasó esta prueba.
TRÁGICO ACCIDENTE. A la joven Dionny le entregaron naves y le enseñaron para que manejara la nave Subcoy. Sus padres de familia se molestaron con ella porque salía hasta muy noche por el trabajo. Incluso fue considerada para ir a la NASA, pero se negó por respeto a sus padres.
El 21 de octubre de 1975, la joven Dionny fue copiloto a bordo del Piper 086, donde desafortunadamente sufrió un accidente de aéreo, ya que la nave terminó sobre una montículo de tierra, en una quebrada de más de 500 metros en el distrito de Viraco, provincia de Castilla.
A sus 82 años, Guzmán Cárdena agradece a Dios y a Santa Úrsula de haberla dejarlo ilesa tras el incidente que les permitió quedarse con vida. Ante esta experiencia, pide a la juventud que se atrevan a ser aviadores pese a que es muy arriesgado para que puedan servir a la patria.