El 4 de septiembre de 1882 la ciudad de Arequipa fue designada la capital del Perú y el local de la Prefectura (calle San Francisco) se convirtió en su despacho.
HISTORIA. Derrotado el ejército peruano en las batallas de San Juan y Miraflores, los chilenos ocuparon la ciudad de Lima, con el firme propósito de firmar la paz con el Perú a cambio de obtener territorio, cuando se dieron cuenta que con Piérola en el poder, no iban a poder cristalizar sus ambiciones, se negaron a negociar la paz con él, es así que organizaron una Junta de notables que eligió como presidente del Perú al jurista arequipeño Francisco García Calderón, quien instaló su gobierno en el distrito limeño de Magdalena, el 12 de marzo de 1881.
García Calderón organizó un congreso peruano extraordinario para que se acuerde los términos de las tratativas de paz, este evento fue realizado el 15 de mayo de 1885 y autorizó a García Calderón a negociar la paz, pero sin ceder territorio.
El 7 de octubre de 1881 se realizó el pronunciamiento cívico de Arequipa, en donde el pueblo y ejército de Arequipa reconocen a García Calderón como presidente del país. Una junta patriótica nombró como vicepresidente al contralmirante piurano Lizardo Montero. Contrario a lo que pensaban los chilenos, Francisco García Calderón se negó a firmar la paz con cesión de territorio, por este motivo el 6 de noviembre es apresado en su casa y exiliado a Chile. Su cautiverio duro dos años y siete meses.
EL MANIFIESTO DE AREQUIPA. Enterados en Arequipa de la deportación del presidente García Calderón, el 28 de noviembre los notables de la ciudad firman un manifiesto de protesta que es publicado en el diario “La Bolsa” en su edición del viernes 2 de diciembre de 1881, en donde acusan que la captura de García Calderón era un acto “atentatorio a la soberanía e independencia del Perú”.
Además, se comprometían a otorgarle todo su apoyo al vicepresidente, Lizardo Montero.
MONTERO LLEGA A AREQUIPA. A las 8 de la mañana del jueves 31 de agosto de 1882, partió hacia Yura una comisión encargada de recibir al presidente Lizardo Montero quien llegaba procedente de Juliaca. El encargado de darle el discurso de bienvenida fue Hipólito Sánchez Trujillo: “Entrad al inexpugnable baluarte que sostiene todavía la guerra tremenda y sin tregua, y allí encontrareis diez mil hombres con el arma al brazo que esperan vuestra voz de mando para volar en pos del enemigo o para recibirlo con ese denuedo y valor que tanto y por tantas veces ha levantado la fama de la bélica ciudad del Misti.
Ese pueblo de leones os bendecirá si sabéis cumplir con los sagrados deberes que hoy nos impone el conflicto nacional; pero severo como es, os retirara su confianza si no lo conducís a la muerte antes que a la ignominia”.
Después de un cálido recibimiento, la comitiva se trasladó a la catedral de Arequipa para realizar una misa tedeum y un desfile de las fuerzas militares como bienvenida a Montero.
Mientras, Arequipa recibía a Montero, en Cajamarca el general Miguel Iglesias, se rebeló en contra de Montero y lanzó una proclama llamada “El grito de Montán”, en donde reconocía la derrota y aceptaba la amputación del territorio patrio.
LA CAPITAL. Por razones estratégicas, Montero instaló su gobierno en Arequipa, mediante un decreto publicado el 4 de septiembre de 1882 la ciudad de Arequipa fue designada como capital de Perú y el local de la Prefectura se convirtió en su despacho, Montero astutamente se rodeó de algunos distinguidos arequipeños como Mariano Nicolás Valcárcel y Ladislao de la Jara.
Como sabemos Montero aparentaba ser partidario de no ceder territorio a Chile, el gobierno de Montero no contaba con los recursos económicos necesarios para solventar los gastos de la guerra por lo que el pueblo de Arequipa fue quien costeó la estadía de Montero y de su ejército. Durante su gobierno, Montero dio la disposición que todos los varones mayores de 20 y menores de 60 años fueran reclutados e incorporados a la Guardia Nacional, siendo excepcionados solamente los telegrafistas y farmacéuticos. Los ancianos y mujeres confeccionaban uniformes, estandartes y vendas, además organizaban actos religiosos para encomendar a Dios, el destino de la patria.
El gobierno de Montero duró 14 meses, culminando el 25 de octubre de 1883, cuando Montero huyó de Arequipa, dejando a la ciudad desconcertada y desarmada; dando lugar a uno de los episodios más polémicos de nuestra historia y a la que han denominado “La leyenda negra de Arequipa”.