“No era gol, yo no quería meterla al arco, no era la intención. Quería meterla de centro para que pudieran cabecear una compañera”, así lo recuerda, Alba Soto, quien pateó el balón sin pensar en anotar. Solo esperaba que alguna compañera de su equipo lo alcanzara, y que la pelota entrara al arco. Sin embargo, nadie alcanzó el esférico, ni siquiera la arquera del equipo rival, cuando inevitablemente desde las tribunas se escuchó ¡goool!
Ese fue su primer tanto con Melgar, en su debut, a los 14 años, en 2023. Quedó inmóvil en medio de la cancha, sorprendida, mirando a sus compañeras que compartían el mismo asombro.
El equipo de sus amores, el mismo que apasionaba a su abuelita, venía desde abajo. De ocupar los últimos puestos, lucharon hasta estar entre los seis mejores de la liga, llegando incluso a semifinales en 2025. Ya en ascenso, las jugadoras no pensaban retroceder y mucho menos Alba.
Su recorrido fue enorme, como ella lo describe, tan largo como para recordar sus comienzos y sus 5 años. Edad en la que por ser una mujer y jugar fútbol, recibía miradas indiscretas y malintencionadas de algunas madres de familia. “Me decían machona, que jugaba con niños, que era más fuerte… Para mí, era como si les dijeran a sus hijos que no son nada”.
Aunque sus inicios en el fútbol no fueron fáciles, Alba aún recuerda el apoyo incondicional que recibió y continúa recibiendo de su familia. Su madre que la impulsó hacia el fútbol y su padre la acompañó todo el camino.
Juntos recorrían más de 40 minutos desde Pedregal, sumando casi cinco horas de práctica. Él sacrificaba sueño porque trabajaba en las mañanas, y ella jamás lo olvidará.
Lo mismo hacía su madre, al privarse de comida para que Alba pudiera alimentarse y seguir jugando el deporte que amaba. El fútbol le dio madurez a los 16 años y la llevó a conocer personas que la inspiran no solo en la cancha, sino en la vida. Alba ansía aprender mucho más.
Otro gran soporte en su formación como futbolista profesional es el colegio Talent School que brindó el apoyo definitivo para que sea una gran deportista y que tenga una formación académica. Ello, le permitió que desde Arequipa, Alba ingrese a una cancha aún más grande. Desde Melgar, ahora juega para la selección nacional sub-17. Algo que para ella fue una sorpresa, y para su familia, una alegría, pues la pequeña Alba de 5 años, ahora viste “10” de blanco y rojo.
Alba quiere más: competir en el extranjero, ganar medallas y seguir estudiando, siempre cerca de su familia y demostrarles que siempre se esfuerza en ser la mejor. Sabe que en el fútbol femenino de Perú tiene un largo camino por recorrer, pero también sabe que está creciendo.
Lo puede ver en como la diferencia de goles poco a poco va reduciéndose, pero lo ve aún más en los ojos de cada niña que se le acerca para saludarla, porque es un ejemplo para ellas. Por ahora, mientras entrena, tiene en mente ese primer gol que comenzó su historia con el fútbol profesional.
Aquel que fue “por accidente”, pero que la llenó de determinación para continuar. En aquel momento, no sabía bien como celebrarlo, pero su papá le fue dando algunas ideas. Mientras tanto, seguirá pensándolo a medida que continúa su evolución, estando segura de que en cada gol de Alba Soto, él estará presente.
NOVEDADES
Crónica
Un gol accidental que glorificó su trayectoria
La futbolista arequipeña debutó a los 14 años con Melgar y hoy lidera la selección sub-17 como promesa nacional. Alba Soto rompe barreras y anota sueños con apoyo de padres y la I.E. Talent School
- por ANDREA RAMOS
- 20 de septiembre de 2025
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ANDREA RAMOS
redaccion@diarioviral.pe