“Él (su amigo) estuvo con él. Dijo que vio una moto. Vinieron encapuchados y empezaron a dispararle a mi hijo. Qué raro que al testigo no le haya caído ni una bala” decía entre lágrimas Roxana Supo, madre de Jhon, fuera de la morgue esperando recoger los restos de quien, en vida, era el hijo a quien había dado a luz hacía 19 años.
Una sola llamada habría terminado con la vida de Jhon J.M. Quiñones S., cuando salía de una discoteca en el asentamiento humano Bares Renacer, en Chala, Caravelí. Murió acribillado a balazos por presuntos sicarios a bordo de una motocicleta. Sus verdugos lograron que 6 balas impacten en su cuerpo.
TRISTE LLAMADA. El joven se encontraba bebiendo con un amigo, cuando, según información preliminar, decidió retirarse del local tras recibir una sola llamada, camino a otro centro nocturno: un bar.
Apenas había avanzado unos metros por la avenida Arequipa, cuando unos sujetos se le acercaron en una moto. En menos de un instante, se vio acribillado a quemarropa, a muy corta distancia y sin tener la opción de escapar. Los culpables, con el rostro cubierto, huyeron apenas su trabajo estaba hecho.
La escena del crimen reveló un ataque sin piedad, ya que en el lugar se hallaron al menos 15 casquillos de bala. De ellos, 6 impactaron en su cabeza y en torso, dejándolo agonizando frente al bar que era su destino. Aunque tocó la puerta esperando ayuda, solo recibió silencio. Las personas en el interior solo habrían salido ya cuando Jhon estaba muerto.
Testigos relataron que el joven ya estaba “marcado”. Los encapuchados rondaban la zona desde que Jhon dejó la discoteca.
El amigo que lo acompañaba tras compartir copas fugó del lugar, ileso. La madre pidió que lo investiguen, pues resultó sin un rasguño, pese al ensañamiento.
También exige que las autoridades investiguen toda la calle, con centros nocturnos, ya que su hijo, en su lecho de muerte, solo habría recibido indiferencia.
Al momento, la Policía no descarta que se trate de un ajuste de cuentas. Mientras tanto, la madre clama justicia, pide las cámaras de seguridad de los establecimientos y que se investigue al amigo y las discotecas del lugar, para dar con el paradero de sus asesinos.