Escribe: Noelia Zelada Yauri
Son 105 años de historia que se recuerdan de la Guardia Republicana del Perú. Este miércoles 7 de agosto se le rendirá tributo a los oficiales que combatieron en las diferentes bases del país, en el caso de Arequipa “Llapan Atic” (en quechua, el que todo lo puede). Esta base en particular combatió la subversión en Pucuta, Cenepa y al terrorismo desde 1979 hasta el 2000.
Ayer, los valerosos guardias republicanos se unieron otra vez para celebrar, ellos (ver foto) trabajaron en los más inhóspitos lugares, como en frontera de selva, donde caminaban 70 kilómetros para llegar a sus puestos de vigilancia.
“En las zonas de subversión íbamos a veces sin comer, nunca nos quejamos, así sobrevivimos y protejimos al Perú”, cuenta el presidente de la asociación de oficiales de la Guardia Republicana del Perú con sede en Arequipa, coronel (r) Óscar Mita Valdivia, quien lleva puesto su uniforme del grupo “Llapan Atic”, una fuerza élite de la Guardia Republicana del Perú.
Cada medalla que llevan los sobrevivientes en su uniforme o traje de gala simboliza que lograron su objetivo y arriesgaron su vida en la tarea.
HISTORIA. La Guardia Republicana de Perú se creó el 7 de agosto de 1919, durante el segundo gobierno de Augusto Leguía. Su misión era dar seguridad a las instituciones públicas, establecimientos penitenciarios y vigilar las fronteras nacionales. Después de que esta institución cumpliera 66 años de existencia, en septiembre de 1985, el expresidente Alan García unificó la Guardia Republicana, Guardia Civil y Policía de Investigación en una sola institución.
ERROR DE ALAN GARCÍA. “Unificar estas instituciones fue un error de Alan García, porque le restó especialidad a la seguridad externa e interna del país. Tal es así que hoy sufrimos una frontera desguarnecida, orden público no atendido y una investigación criminal venida a menos”, opina el coronel (r) Pedro Fernández, otro valeroso guardia republicano.
SIGUE VIVA. La Guardia Republicana de Perú ya no existe, pero en su momento fueron 60 mil oficiales en todo el país quienes la integraron y en Arequipa alrededor de 500, de los cuales 50 murieron en combate. “Otros enfermaron y los que siguen vigentes nos hacen sentir que la Guardia Republicana institucionalmente vive. Esta pendiente una razón de gratitud con esta entidad que estamos tratando de cubrir”, afirma Fernández.
UN VETERANO. El suboficial de primera (r) Francisco Sopla Maslucan, uno de los más antiguos, miembro de la promoción 1958 es considerado padre para las generaciones más jóvenes, laboró en esta entidad 32 años y se retiró cuando la Guardia se integró a la Policía.
“La Guardia es una de las instituciones ejemplares en el Perú, nunca hubo un personal denunciado por corrupto porque siempre cumplió su deber. Morir parado y no arrodillado, ese era mi lema por convicción y no por temor a ser sancionado”, finalizó.