El 8 de febrero de 2013, Arequipa fue devastada por un aluvión, que para el Senamhi, no tuvo precedente histórico similar.
La avenida Venezuela fue la zona más perjudicada porque ingresó un huaico que a lo largo de su camino mató a cinco personas, afectó a centenas de viviendas y estuvo a punto de desaparecer el mercado pesquero El Palomar.
En el centro de abastos conversamos con Tomás Araujo, de 75 años, él es un sobreviviente. En ese año de la tragedia era personal de limpieza en El Palomar. Recuerda lúcidamente que eran las 15:00 horas cuando al mercado empezaba a entrar agua al local, con baldes intentó sacar el lodo para que no afecte a los puestos de los comerciantes, pero en segundos sucedería lo peor: un huaico llegó con fuerza y tuvo que correr por su vida.
El huaico ingresó a El Palomar arrastrando la mercadería y puestos hacia afuera y destruyó todo, este cubría una altura superior a la mitad del centro de abastos.
Tomás contó que salió corriendo junto al vigilante hasta el techo del mercado, de ahí podía ver a una de sus compañeras, Julia Álvarez, colgada de la baranda del techo para evitar ser arrastrada, se cogió con fuerza para que la furia de las aguas no la jalara. De otro lado, veía a un joven, que vendía verduras, amarrarse con cables para salvarse y también rescatar a otros. Un héroe anónimo.
“A él no le interesaba electrocutarse. Rompió los cables para amarrarse en la cintura y salvar a más personas que estaban siendo arrastradas, este joven las llevó al techo”, narra.
Araujo desde la azotea pedía ayuda. Ante los gritos de auxilio, los obreros del intercambio vial movilizaron un cargador frontal hacia la torrentera y el mercado para establecer un puente y rescatarlos. El desborde había sido provocado por la reducción del cauce de la torrentera. Se redujo por las obras en el intercambio vial de El Palomar.
Pese a toda la desgracia, los saqueos también estuvieron presentes, según Araujo, algunas personas sin escrúpulos aprovecharon la situación para llevarse todos los productos hidrobiológicos que encontraban, incluso los restaurantes aledaños fueron saqueados.
CIFRAS DE TERROR. El aluvión y el rebose de las torrenteras de San Lázaro, Venezuela y Los Incas causaron que 16 375 viviendas sean afectadas, 39 colapsen y 50 quedaron inhabitables.
Además, cinco fallecieron, dos cuerpos, de padre e hijo, fueron hallados a la altura del mercado de Productores. Fueron arrastrados desde Miraflores. Asimismo, dos hermanas quedaron atrapadas en un vehículo que cayó a la torrentera. Una última víctima fue hallada en el río Chili. El agua arrastró el volquete en el que trabajaba.